Cuando de marchas en defensa por los derechos de los docentes se trata, ahí está, en primera fila y con micrófono en mano para sustentar sus ideales.
Ella es Nohra Clemencia Cáceres Landazabal, una santandereana que lleva más de 33 años en la docencia y promoviendo la lucha del magisterio aquí en el departamento.
Estudió en el colegio José Elías Puyana, pero se graduó en el Aurelio Martínez Mutis. Allí ya comenzaba sus ideales de líder y defensora de los alumnos.
Años después ingresó a la UIS, allí quería ejercer la medicina, pero terminó estudiando licenciatura en biología. Hizo un recorrido por Bogotá, pero regresó a Floridablanca a ejercer como docente.
“Comencé en esto de la enseñanza en un colegio de La Cumbre, en colegios privados y públicos. Me enamoré de la docencia y aquí me tienen. Los niños le despiertan a una ternura y por eso continúo”, sostiene Nohra, una mujer inquieta por aprender cada día de su compromiso con la educación.
Y es que su recorrido comenzó en 1988; fueron varios colegios en los que dio cátedra, pero según ella, el Juan Cristóbal Martínez, de Girón le enseñó todo.
“En 1993 una compañera me dio la oportunidad de trabajar allí. Comencé dictando matemáticas, me le medí y un año después ya estaba centrada en la biología. Años después, fui coordinadora de las ‘bravas’, los alumnos me tenían respeto, con disciplina logramos darle un mejor horizonte a la educación de Girón”, dice.
A ‘pupitrazo limpio’
Desde que se aplicó la Ley General de la Educación, Nohra comenzó a salir a las calles, a defender los derechos de los trabajadores y a ser una líder.
Es una mujer que sabe de leyes, conocedora desde la A hasta la Z de muchos decretos y siempre en busca de tener lo mejor para los suyos.
“En 1992 ya era líder sindical. Tres años después ingreso como delegada al SES y logré llegar a la secretaría general. Creamos el Comité Municipal del Girón de los educadores, fui presidenta por 8 años, consolidando luchas y ‘peleas’. Estuve como delegada de la CUT por dos periodos y hoy continúo en el SES, como secretaría de organización, donde hay cerca de 11.500 personas afiliadas”, comenta esta mujer, quien agrega que hoy el gobierno en lo único que está interesado es en su beneficio, pero no ayuda a la comunidad.
Su marcha no termina
Nohra no esconde nada. Es de esas mujeres directas y siempre en defensa de los ideales. A caminado kilómetros en estos 28 años de lucha, de ‘bochinches’, como ella dice, pero siempre a juego limpio con el gobierno.
“Hemos marchado mucho, por defender lo nuestro. Gracias a Dios con esto pude conocer grandes ciudades colombianas. Todo lo que el magisterio tiene, es por la lucha que se ha tenido, pero el gobierno nos ha desprestigiado.
“Soy feliz con lo que hago. Ayudar a la gente, ser solidarios con ellos y hablar de mi país me hace feliz; pero sobre todo, soy muy hogareña, entregada a mi hija, que en pocos meses me va a hacer abuela y contenta porque mis padres me enseñaron algo fundamental, decir la verdad”.