A sólo un día de cumplir los 100 años, se puede decir que el señor de semblante tierno y sombrero elegante era como una navaja suiza: con un montón de usos.
Su vida comenzó un 20 de julio de 1924.Mientras que se celebraba el Día de la Independencia de Colombia en su natal Barichara, doña Concepción Delgado daba a luz al menor de sus cuatro hijos.
De nombre griego y facciones bien ‘patiamarillas’, Belisario creció de la mano de su padre, Isidro Reyes, de quien aprendió las labores del campo en la vereda El Paramito. Justamente su primer empleo fue llevar la cosecha de huevos criollos a la Plaza Central de la capital santandereana.
El recorrido no lo hacía en carro o bus, sino que amarraba los cartones a una mula y, cual arriero experto, emprendía su viaje por los caminos de herradura. En el mercado lograba ingeniarselas para intercambiar los huevos de la finca por pan, arroz o lo que se necesitara en la casa.
El siguiente oficio que se le presentó a un jóven Belisario fue en los cultivos de tabaco en la Mesa de Los Santos. Su excelente labor como arriero lo llevó a conocer muy buenos amigos y encontrar más oportunidades laborales.
A sus 25 años, Belisario ya estaba radicado en Bucaramanga y era miembro fundador de la empresa de taxis Sol de Oriente. También se volvió un ‘duro’ de la maquinaria con la Electrificadora de Santander en la vereda Las Bocas de Girón.
En medio de sus labores conoció un buen amigo, Luis Borrero Vera, quien resultó ser el hermano de su futura esposa: Carmen Cecilia.
El 20 de octubre de 1957 se unieron en sagrado matrimonio y uno a uno llegaron sus tres hijos: Rafael, Belisario Junior y Martha Cecilia.
Pero su gran legado llegaría junto a Victor Julio y Saúl Borrero, sus cuñados y compañeros en un gran negocio. El tres de mayor de 1968 presentaron en sociedad ReyBor, la empresa que sepia referente en la fabricación e importación de mangueras hidráulicas en todo Santander.
El ‘papá’ de las mangueras compartía la prosperidad y dedicación a los negocios con las tardes de bolo criollo y un excepcional talento con el dominó que lo acostumbró a ganar siempre. De hecho, a sus 99 años aún conserva ese buen toque con las fichas.
También, hubo una afición que no practicó, pero sí apoyó con todas sus ganas: el boxeo y el talento local que practicaba en el Coliseo Edmundo Luna. William Solano, Raúl Díaz, Moisés Fuentes, Benitín Mendez y Valdemar Montaño fueron los muchachos que Reyes apoyó para que pudieran dar sus mejores golpes.
Ya con 24 años jubilado de los negocios, Belisario ya es abuelo de cuatro niños, bisabuelo de ocho más y hasta tatarabuelo de dos criaturas. Por lo que su mayor patrimonio es la familia que ha cultivado en un siglo de vida.