La Fortaleza Leoparda Sur no deja de ser una de las protagonistas de cada participación del Atlético Bucaramanga en la Liga Colombiana de Fútbol, y menos ahora, que en medio de la victoria del equipo ‘Leopardo’, logró unir a distintos sectores sociales de la ciudad para llevar una sola celebración por la histórica primera estrella que consolidó en su partido de vuelta en el Estadio Nemesio Camacho El Campín contra Independiente Santa Fe.
El fútbol en Bucaramanga se vivió con más intensidad de lo usual durante este semestre de 2024. El equipo, liderado por el técnico Rafael Dudamel, le demostró a la ciudad entera que puede unirse para celebrar por una misma ilusión que nunca antes había sido palpable en los 75 años de historia de Atlético Bucaramanga.
Miguel Cuadros, historiador y docente cátedra de la Escuela de Historia UIS, se refirió a este fenómeno que marca un hito no solo en Bucaramanga sino también en Santander. “Lo que ha pasado en la ciudad durante los últimos días respecto al equipo es la muestra del factor unificador o el carácter tan abarcante que tiene el fútbol. Este deporte puede condensar prácticamente todos los aspectos de la vida y todos los elementos de una sociedad, de ahí que sea tan popular”.
La Fortaleza Leoparda Sur no deja de ser una de las protagonistas de cada participación del Atlético Bucaramanga en la Liga Colombiana de Fútbol, y menos ahora, que en medio de la victoria del equipo ‘Leopardo’, logró unir a distintos sectores sociales de la ciudad para llevar una sola celebración por la histórica primera estrella que consolidó en su partido de vuelta en el Estadio Nemesio Camacho El Campín contra Independiente Santa Fe.
El fútbol en Bucaramanga se vivió con más intensidad de lo usual durante este semestre de 2024. El equipo, liderado por el técnico Rafael Dudamel, le demostró a la ciudad entera que puede unirse para celebrar por una misma ilusión que nunca antes había sido palpable en los 75 años de historia de Atlético Bucaramanga.
Todo equipo de fútbol tiene una barra fiel que lo respalda. Atlético Bucaramanga no es la excepción a la regla. En sus altas y bajas, La Fortaleza Leoparda Sur ha demostrado su papel incondicional durante décadas. “De La Fortaleza destaco que es una organización de prácticamente ya casi 30 años, con unos orígenes muy particulares, que ha venido cambiando en sus diferentes etapas, y que últimamente ha pasado por unos procesos de concientización política, social y cultural”, explicó el historiador.
Al respecto, agregó que “la barra es la que contagia al resto de las tribunas, es la que ha estado ahí en su momento para exigirle a los dirigentes que inviertan, para protestar cuando ha sido necesario que se considere que el equipo no está andando bien y para reivindicar a la hinchada”.
La historia de los ‘fortines’ se remonta al primer triunfo histórico que vivió el Atlético Bucaramanga en 1997. El héroe de la jornada fue Fantasma Ballesteros, quien anotó el gol decisivo que hizo estallar de alegría a toda la ciudad. Aunque el equipo no ganó la final nacional, este momento se convirtió en el punto de partida para algo más grande.
Los hinchas, llenos de emoción y orgullo por su equipo, decidieron organizarse de manera más formal y comprometida. Inspirados por las barras bravas argentinas, comenzaron a formar grupos dentro de la barra, cada uno con su propio estilo y personalidad. Los Capuletos, los Killers del Rocío, y La Muerte de Florida fueron algunos de los grupos que se destacaron, cada uno dejando su huella en la historia de la Fortaleza Leoparda Sur.
A medida que avanzaba el tiempo, la escena de las barras en Colombia se definía fuertemente por la identificación con el punk rock. Bandas como Dos Minutos y Attaque 77 inspiraron no solo la música que resonaba en las gradas, sino también la energía y pasión que los hinchas desbordaban durante los encuentros deportivos.
En el corazón de la Fortaleza Leoparda Sur, surgieron figuras clave como ‘Polainas’ y ‘Richi’ Oviedo, líderes que no solo guiaban a la barra, sino que también eran voceros reconocidos de sus ideales. Sin embargo, no todo fue fácil. Conflictos internos, a menudo relacionados con la violencia y el rumbo musical de la barra, llevaron a ‘Polainas’ y ‘Richi’ a alejarse en diferentes momentos, buscando mantener la esencia y la integridad que tanto valoraban.
Las cumbias empezaron a tomar más relevancia no solo en Bucaramanga, sino en toda Latinoamérica, partiendo de Argentina y sus cumbias villeras que fueron también entonadas para apoyar a los principales equipos de ese país.
Por ello, este género popular se adaptó en la ciudad y dejó su marca en la cultura de la barra, que ha conformado una banda sonora única que fortalece los lazos de comunidad entre los miembros. Porque incluso, el ahora músico y activista Richi Oviedo, dice que “las cumbias son la columna vertebral de la cultura popular bumanguesa. Con estas melodías se le canta al equipo con más emoción, más nostalgia y más alegría. Y por esto la Fortaleza Leoparda Sur es reconocida en todo Latinoamérica como La Banda de las Cumbias”.
A pesar de estos desafíos, la Fortaleza Leoparda Sur siempre ha encontrado formas de mantener su unidad y sentido de identidad, pues hacer parte de esta agrupación, para ellos, es un estilo de vida que decidieron tomar, donde celebran la pasión, la amistad y el apoyo mutuo dentro de su propia comunidad.
La violencia detrás de los cánticos
El cine santandereano también ha documentado la realidad, los sacrificios y el ‘aguante’ de los hinchas de Atlético Bucaramanga que hasta este 15 de junio de 2024 vivieron el triunfo de su primera estrella. Andrés Felipe Torres Montaguth, director de la película “La Fortaleza”, habló de los hinchas que alentaron al equipo y hoy ya no viven para contarla.
“En nuestra sociedad la vida es algo que ha perdido valor. No solo por los hechos violentos que vivimos, también porque es una sociedad desigual que le arrebata lo esencial a los muchos para el beneficio de pocos. La violencia en el fútbol y en nuestro país es absurda, pero es parte de una estructura que sostenemos cada día”, afirma el director de esta película que muestra cómo tres jóvenes hinchas de un barrio popular de la ciudad viajan en tractomulas por las carreteras de Colombia para alentar al Atlético Bucaramanga durante su ascenso en 2015.
“La memoria de esos hinchas y esas personas nos enseña lo frágil y valioso de la vida humana. Pero también de los momentos que definen nuestra identidad. Creo que este momento histórico del equipo y la fiesta que vive la ciudad nos enseña lo valioso de luchar por estar mejor”, agregó el cineasta.
La socióloga Paloma Bahamón destaca una lección que queda tras la victoria y la historia de esta barra, que se centra en la estigmatización que se ha tenido durante años hacia las barras bravas, que son considerados espacios inseguros y negativos desde el rechazo a los pobres, es decir, desde la aporofobia.
“Ellos son ñeros y con mucho orgullo. Muchos son jóvenes que vienen de la precariedad pero que encontraron en el fútbol un pretexto para unirse y para crecer socialmente y para educarse. Para convertirse en una organización que promueve el desarrollo social, y es a lo que está apuntando la Fortaleza Leoparda Sur. Esto calla todo el prejuicio social y da una nueva visión de lo que puede ser el progresismo en Bucaramanga”, aseguró Bahamón.
Por otro lado, la socióloga hace un llamado ante una situación social que se vive en Bucaramanga, ciudad que ha protagonizado actos de rechazo hacia los migrantes venezolanos, teniendo en cuenta que el director técnico, Rafael Dudamel, es nacido en ese país. “Se debe dejar de pensar que los venezolanos son lo peor cuando es un venezolano el que nos está llevando a la posibilidad de tener la primera estrella en 75 años”.
La Fortaleza Leoparda Sur ha pasado por diversas etapas de cambio y concientización social, cultural y política durante las últimas décadas. Esta barra ha sido crucial para contagiar entusiasmo, exigir inversiones y protestar cuando el equipo no está en su mejor rendimiento. A pesar de la violencia ocasional entre hinchas, han sido testigos de la aceptación y participación de nuevas comunidades en el estadio, un acto que une a los bumangueses en la celebración de los logros del equipo.