Falta de aire, fatiga, mareos y desmayos son algunos de los síntomas que indican que la válvula aórtica, una de las cuatro que tiene el corazón, deja de cumplir su función: ser la puerta de salida de la sangre desde el ventrículo izquierdo hacia el resto del organismo.
Si la condición es severa, la válvula puede ser reemplazada mediante cirugía o a través de un procedimiento mínimamente invasivo conocido como TAVI (Implante de Válvula Aórtica Percutánea).
¿Cómo se logra?
Sin necesidad de abrir el pecho ni emplear anestesia general, se utilizan las arterias como conducto perfecto para llevar una válvula artificial hasta el corazón y se ubica sobre la que ya no funciona. El vehículo que se usa para cumplir la misión es un catéter: una especie de manguera plástica delgada y flexible.
Esta técnica se desarrolla en Colombia desde 2012 y con el tiempo ha empezado a utilizarse en casos que representan una mayor complejidad, como el de Helen Woiski, una paciente de 79 años que llegó a la FCV proveniente de Aruba y a la que ya le habían realizado en 2010 un reemplazo de válvula mediante cirugía.
“Usualmente el primer cambio se hace con cirugía: se quita la válvula dañada y se reemplaza totalmente por una artificial. Esta puede durar muchos años, sin embargo, cuando se deteriora podemos volver a intervenir, preferiblemente con TAVI”, explicó José Federico Saaibi, jefe de Cardiología y Hemodinamia de la FCV.
En Helen este procedimiento no podía realizarse de forma común. “La válvula que le pusieron hace algunos años estaba muy cercana a las arterias coronarias, que son las que suministran sangre y oxígeno al corazón. Esto representaba un riesgo porque al expandir el tejido para hacer el implante se podría causar una obstrucción y un infarto masivo”, aseguró Libardo Medina López, cardiólogo hemodinamista de la FCV.
Entonces, el equipo médico tomó la decisión de desarrollar por primera vez en Colombia una técnica que en medicina se conoce como ‘Basilica’.
Lo que se hace es emplear una aguja con un cauterizador para rasgar la antigua válvula y dejar el espacio necesario para el implante. “Como normalmente se hace en un TAVI, en este caso solo realizamos una punción para introducir el catéter. Logramos de forma muy rápida extubar a la paciente, corregir el edema pulmonar y ella ha recuperado su funcionalidad”, afirmó Medina López.
“Llevaba cinco meses con problemas para respirar. No podía caminar de aquí para allá. Hoy ya puedo hacer mucho más y continuaré con mi proceso de recuperación”, refirió la paciente.