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Moda circular: el hábito de ‘enganchar’ prendas sostenibles en Bucaramanga

Buscar un punto común donde sea posible encontrar ropa de segunda mano a buenos precios y con una mayor interacción con el público a través de talleres y eventos, motivó a unos jóvenes a aplicar la moda circular y el ‘upcylcing’ como nicho que hacía falta en Bucaramanga.

Sí es posible escribir una nueva historia con una prenda que para una persona ya finalizó, pues puede iniciar desde cero para otra que le quiera dar un nuevo sentido desde su contexto de vida. Esta práctica, que nace de la necesidad básica humana de vestir, se está adaptando con más fuerza en todo el mundo, y Bucaramanga no está fuera del radar.

Se trata de la moda circular, un enfoque o modelo de producción, consumo y gestión de prendas de vestir que busca reducir al mínimo el desperdicio y los impactos negativos en el medio ambiente. Y puede verse en eso que comúnmente le llamamos, la compra y venta de segunda ropa.

Este enfoque contrasta con el modelo tradicional de moda lineal, donde la producción se centra en la fabricación rápida y a gran escala de prendas de vestir, con un ciclo de vida corto y un alto nivel de desperdicio por los materiales de baja calidad.

Incluso, muchos consumidores han aplicado una ley de “compra más, usa menos” gracias a la moda rápida que es aplicada por grandes marcas internacionales de prendas de bajo costo, que no dan chance a sus colecciones de tener altas ventas por la necesidad de reemplazarlas con productos nuevos en muy poco tiempo.

En cambio, la moda circular se centra en crear un sistema más sostenible y consciente, donde se valora tanto la calidad de los productos como su impacto ambiental, social y humano.

En Bucaramanga también se ha replanteado esta necesidad de obtener buenas prendas a mejores precios y darle una nueva oportunidad a las piezas que para otros no son igual de relevantes en sus armarios. Desde los pasillos de la Plaza de Mercado Central hasta en diversas tiendas en redes sociales o portales web es posible acceder a prendas de segunda en muy buen estado para todos los intereses, presupuestos e incluso edades, sin importar el género.

Lo que más vale es la resignificación de cada pieza que se va a vestir para mostrar quiénes somos y cómo queremos ser percibidos en el mundo. Pero no hay suficientes espacios en la ciudad para ello, según un grupo de jóvenes que coincide en estos ideales, quienes se dieron a la tarea de visitar las tiendas físicas dispuestas en Bucaramanga y Piedecuesta. Pero consideraron que no era suficiente para materializar sus proyecciones con la moda.

Un complemento en la moda de Bucaramanga

La saturación de ver tanta publicidad de marcas de ropa en escaparates y en redes sociales, que a su vez resultan ser más costosas de lo que realmente ofrecen, motivó a Valentina Orejarena, una estudiante de artes audiovisuales, a buscar una alternativa que no solo la beneficie a ella, sino que le funcione a aquellos que han deseado llenar su armario de prendas únicas de una manera más asequible.

La mayor inspiración llegó después de un viaje a Estados Unidos, donde es posible encontrar grandes tiendas que ofrecen una alta diversidad ropa de segunda mano a precios bastante cómodos para el bolsillo. Y por qué no aplicar esta misma idea en una ciudad como lo es Bucaramanga.

“Siento que la economía del país sigue recuperándose, pero es una locura comprar una camisa de más de $150 mil pesos. Es imposible creer que para vestirme bien y transmitir cómo quiero ser percibida a través de la moda, tenga que gastar tanto dinero”, señaló.

Actualmente hay más de 25.000 tiendas de segunda, consignación y organizaciones sin fines de lucro que se dedican a esta actividad en Estados Unidos, según la Asociación de Profesionales de Reventa (NARTS, por sus siglas en inglés).

El no sentirse identificado con lo que ofrece la plaza de moda en la ciudad se suma al interés de adaptar el modelo de moda circular para diferentes personas. Entre ellas, está José María Lozano, quien aprovechó su inclinación en el diseño de moda para adaptar completamente a su gusto aquello que permanecía abandonado en su clóset, en un proceso también conocido como ‘upcycling’ o reciclaje. Allí se dedicó a restaurar piezas que podían ser mejor aprovechadas por quienes querían darle su toque personal y novedoso por medio de un taller creativo bautizado Ozado.

En este proceso de conectar con personas que tienen una afinidad por la moda sostenible, José María conoció a Valentina, lo que abrió un proceso más profundo de adaptar sus conocimientos empíricos y experiencias fuera de la ciudad con la moda y dar inicio a un colectivo que hoy se conoce como Enganche.

“Si hay muchas personas interesadas en este modelo para vestir y no sabemos dónde conseguir la ropa, pues debemos buscarla nosotros en nuestros roperos. La idea es facilitarle a las personas un punto de venta de prendas en perfecto estado y buenos precios que ya no utiliza, y que sea posible intercambiarlas y personalizarlas a través de intervenciones artísticas y sostenibles. Aprovechamos las tendencias internacionales para abrir una plaza que no existía en Bucaramanga”, señaló Lozano, codirector de Enganche.

En Colombia, más de un millón de prendas de segunda se venden desde 2022, según la tienda online GoTrendier. Desde el año 2017 ha incrementado exponencialmente este tipo de consumo.

“Hay que ser conscientes de que en el mundo se están despilfarrando los recursos. Las tiendas que venden ropa de a montones y muy barata no hacen más que contribuir a una contaminación sin reparos. La idea es seguir encontrando estos nuevos espacios”, agregó la directora.

La alianza entre Enganche y Ozado ha impactado positivamente en los hábitos de consumo de la ciudad. Valentina y José María dirigen este proyecto. Por su parte, Ludy Ortiz, se encarga de la línea gráfica con la que promocionan esta iniciativa. Además de la posibilidad de encontrar estas prendas, se han dispuesto actividades culturales para complementar estas jornadas.

Pronto llegará un nuevo evento

Destinaron dos días de diciembre del 2023 para desarrollar el piloto de este novedoso proyecto. La librería La Cingla prestó su espacio que fue adecuado para acomodar los percheros que estuvieron rodeados de emprendimientos sostenibles y la infaltable música en vivo que DJs de la ciudad mezclaron para darle más vida a la actividad. También se abrió un micrófono para que los asistentes declamaran su poesía en el transcurso de la misma.

Una nueva edición se acerca. Los próximos 18 y 19 de mayo se abrirá el espacio en alianza con La Piscina Vacía. Podrá disfrutar de música en vivo, gran variedad de marcas locales y un taller de creación textil. Se realizará en el restaurante Bandido (cra 35a #46-31).

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