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Ellos saben como vivir en ‘Libertad’

El barrio La Libertad de Bucaramanga comenzó como un asentamineto y ahora es un lugar en el que cualquiera se sabe amañar.

El barrio La Libertad de Bucaramanga inició su abundante historia siendo una invasión. A inicios de la década de los 60s los trabajadores pertenecientes del sindicato Utrasan llegaron hasta la finca ‘Diamante’ de Pedro Tristancho para edificar sus hogares. 

“Recuerdo que era una madrugada del 19 de julio cuando con antorchas y materiales llegamos con nuestras familias hacia la finca. Esa noche se largó un aguacero impresionante y comenzamos con la construcción de los ranchitos” relata Guillermina Ávila, miembro fundadora del barrio. 

Este barrio siempre ha sido bonito porque es el lugar de la verdadera clase obrera de antes”, Guillermina Ávila, miembro fundador. /FOTO: FELIPE JAIMES LAGOS.

A partir de dicha fecha se llevó a cabo el plan ‘libertad’ que consistía en construir con sus propias manos lo que sería un sector con más de 180 casas y 5 cuadras. 

Todos los días los trabajadores, en su mayoría ‘escobitas’ y obreros, llegaban a sus casas a raspar machete y acabar con el alto pastizal que había en la zona. 

Los palos de mango y una pequeña vivienda, ubicada en donde hoy está la bomba de gasolina, era lo único que sobresalía en el basto monte. 

Tras los primeros tres años, los ranchitos que solían ser reubicados porque iban naciendo calles y carreras en el sector, se convirtieron en casas de cemento gracias a la Caja de Vivienda Municipal de la Alcaldía. 

Pero, si hay un nombre cuyo recuerdo es grato para los habitantes del sector es el de Roberto García, presidente del sindicato de trabajadores de la alcaldía y quien realizó la gestión para la cesión de los lotes de la finca. 

Ahí sí saben camellar

La infancia del sector se crio entre baldes y carrotanques. En un inicio, “para lavar la ropa debíamos ir a pie hasta un monte donde se podía acceder a la quebrada Zapamanga y así cada semana” revela Isabel Gutiérrez, residente que lleva más de 60 años entre ires y venires en el sector. 

«Siempre he estado ligada a este barrio. Ahora siento que es el barrio de mi vida”, Isabel gutiérrez, miembro fundador. /FOTO: FELIPE JAIMES LAGOS.

Cuando el agua dejó de ser asunto de yacimientos encontrados por los propios habitantes, y pasó a ser visible por la administración municipal. Los más de 160 residentes recibieron un barril en hojalata o cemento en el que los carrotanques depositaban el agua necesaria para sobrevivir días enteros. 

Son 12 locales de mercado surtido por toda la calle 102, entre carrera 33 y 32, en el que la comunidad se abastece de sus alimentos. En él hay comerciantes que llevan décadas trabajando, como es el caso de Maricela Girmales, quien hace 40 años ofrece las verduras frescas y el plátano /FOTO: FELIPE JAIMES LAGOS.

El Jesús Obrero

En volquetas, algunos hombres y niños iban hasta las canteras por arena y rocas con el fin de edificar el credo religioso que profesaban. Con sus propias manos, los residentes de los ‘ranchitos’ y recién estrenadas casas levantaron desde la primera piedra lo que sería la primera estructura de la Iglesia Jesús Obrero. 

Es más, el nombre está inspirado en la sudada de frente de estos habitantes cuya especialidad siempre había sido camellar fuertemente. 

Con la parroquia lista, los padres agustinos, Julio, Norberto, Clímaco y Gilberto, comenzaron con el catecismo y  hasta algunas lecciones de voleibol para los jóvenes de todo el barrio. 

Tiene un espíritu ‘pachanguero’

/FOTO: FELIPE JAIMES LAGOS.

Los cumpleaños, navidades y demás eventos siempre se han vivido en grande en el sector. No por nada se han ganado el galardón de la cuadra más navideña hasta en dos ocasiones.

Desde los banderines hasta el inmenso pesebre fueron parte de un trabajo a pulso por la propia comunidad del sector. “Fueron 10 días en los que nos daba la 1:00 o 2:00 de la madrugada pintando en la calle” afirmó Fabian Pardo, comerciante y miembro entusiasta del comité navideño que llenó de magia la zona de comercio.

Encuentre más detalles sobre cómo vivieron la navidad en la siguiente nota.

Un sitio amañador

No se sabe si es por sus calles espaciosas o porque a pocos pasos encuentra de todo, pero sus habitantes ven a estas cinco cuadras de la comuna 9 de Bucaramanga como el vividero ideal. 

Francisco Serrano, con más de 60 años de residencia, expresa que: “tenemos un buen barrio cerca a todo y que se ha vuelto muy amañador” desde que se fundó un 19 de julio de 1960. Eso sí, el cumpleaños se agendó para el 20 de julio para coincidir con la independencia de Colombia. 

El barrio más patriótico 

Debido a esta fecha compartida, en la entrada del sector, por la carrera 33, se edificó un muro en el que está izada la bandera tricolor y una inscripción en la que lee: “Con el recuerdo ferviente y en solemne potestad se rememora el presente febril de La Libertad”. 

/FOTO: FELIPE JAIMES LAGOS.

Con aquel mensaje la comunidad conmemora lo que son más de 63 años de historia en los que decidieron vivir en ‘libertad y orden”.

Quien conoce al detalle el sector y ha sabido definirlo es el presidente de la Junta de Acción Comunal, Mauricio Rincón. “Este es un lugar tranquilo en el que se sabe ser feliz, a pesar de cualquier detalle. Aquí las personas son únicas y su historia demuestra que no es cualquier lugar” comentó Rincón.  

 Él presenta orgulloso cada calle, cada negocio y todo lo que la comunidad ha construido con el sudor de la frente, los callos en las manos y un sentido de pertenencia el cual esperan que no se pierda con las décadas. 

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