Las rencillas entre ‘Pipo ‘y ‘El Zarco’ llegaron a su fin. Una riña con arma blanca en el barrio San Francisco de Bucaramanga, fue decisiva con la muerte de uno. En el sector donde se la pasaban discutiendo por ‘cualquier bobada’ no los volverán a escuchar… ni a ver.
‘Pipo’, de 37, años, murió apuñalado en varias ocasiones. No pudo defenderse. Cada puntazo reducía sus fuerzas, hasta que se desgonzó en la carrera 21 con calle 16.
Édgar, como se llamaba, según sus conocidos, ‘se fue’ mientras recibía atención en el Hospital Universitario de Santander, HUS.
‘Así se arreglan los problemas’
‘Pipo ‘y ‘El Zarco’ eran habitantes de la calle, consumidores y deambulaban a diario por San Francisco y barrios aledaños. Se ‘rebuscaban cuidando carros, reciclando, pero entre ellos siempre hubo discordia. El vicio los tenía ‘llevados’.
Cada uno tenía su ‘parche’, pero cuando se encontraban discutían. Siempre había una ‘excusa’ para insultarse o para sentenciarse a muerte.
“Ellos peleaban por todo pero uno prefería no meterse. En la calle se agarran por todo: por mujeres, por cuidar los carros. Se pega de cualquier bobada… ”, manifestó uno de los ‘parceros’ de ‘Pipo’.
Ahora lo recuerda como un ‘bacán’, buena gente, que buscó apoyó en las fundaciones de rehabilitación en el mismo barrio San Francisco, pero por falta de voluntad regresaba al asfalto.
Volvía de manera esporádica, hasta el viernes estuvo en un centro especializado, vaya ironía, del mismo del barrio donde fue asesinado.
Pocos testigos
La pelea se habría suscitado antes de las 9:00 de la noche, cuando ya pocas personas se encontraban en la zona. La mayoría de los negocios había cerrado y en el parque solo quedaba ‘una que otra alma’.
La discusión entre ‘Pipo’ y ‘El Zarco’ se dio en la ciclorruta, a unos cuantos pasos del CAI.
Insultos ‘iban y venían’, hasta que de un momento a otro los ánimos ‘subieron’ y los puñales salieron.
‘El Zarco’, de 40 años, fue más veloz y le clavó el cuchillo a ‘Pipo’. Lo dejó agonizando hasta que fue auxiliado y trasladado al centro hospitalario.
El agresor no llegó muy lejos, los uniformados ya lo tenían identificado y lo capturaron en flagrancia. Acabó con sus problemas de ‘raíz’. Ahora debe responder ante la justicia por el delito de homicidio.