Esta vez, ayer, a las 7:30 de la mañana, la detonación de varios disparos fue la alarma para que los vecinos del barrio Manuela Beltrán se despertaran y conocieran que uno de sus vecinos sufrió un ataque armado.
Según versiones, dos hombres en una moto negra llegaron hasta la Manzana N lote 3, de ese sector de Cúcuta y tras subir las escaleras y observar el apartamento 202, se acercaron en busca de su objetivo.
Unos golpes fuertes contra la puerta, despertaron a la víctima, de 19 años, que inmediatamente se levantó y abrió.
Minutos después, uno de los hombres, que vestía buzo blanco y un pasamontañas, le dijo unas palabras a la víctima y procedió a dispararle, en la sala del apartamento.
El joven al ver lo que pasaba, corrió a esconderse en su habitación, pero el pistolero lo siguió y le disparó en una de sus piernas.
Herida, la víctima llegó a donde estaba su pareja sentimental y una menor de edad, encerrándose y esperando a que los agresores se marcharan.
Cuando no había señal del sicario y su cómplice, la pareja del joven corrió a buscar ayuda para auxiliarlo, llevándolo al puesto de salud más cercano. Sin embargo, por la gravedad y contundencia de los disparos, la víctima fue trasladada al Hospital Universitario Erasmo Meoz, donde, al cierre de esta edición, se encontraba estable.
¿Sicariato?
Los pistoleros habían llegado a ese punto del barrio Manuela Beltrán en busca del joven, presuntamente, para dejarle un mensaje.
“Al parecer, uno de los hombres le dijo que eso se lo mandaba alguien, pero no recuerdo el nombre”, dijo un testigo.
Las unidades de la Brigada Interinstitucional de Homicidios, Brihno, llegaron al lugar para adelantar la inspección técnica. A su vez, se encargaran de avanzar con las pesquisas para establecer los móviles del hecho y conocer la identidad de los presuntos pistoleros.
La víctima
El joven, que se desempeñaría como barbero en un establecimiento cerca de donde vive, había llegado hace dos meses al apartamento en Manuela Beltrán, con su actual pareja sentimental.
Al parecer, el hombre no tenía ninguna amenaza durante los cinco años que lleva viviendo en la ciudad.
