Durante las visitas que se efectuaron el pasado fin de semana en la Cárcel de Máxima Seguridad de Palogordo, en Girón, el Inpec reportó la captura de una mujer que intentó ingresar marihuana al penal.
Esta mujer, identificada por las autoridades como Natalia Gómez, pretendía visitar a un interno que se encuentra recluido en la Unidad de Tratamiento Especial, UTE, que es el espacio en donde están aquellas personas que han tenido conflictos y malos comportamientos con los demás reclusos.
Después de un registro y control adelantando con perros antinarcóticos y por mujeres guardianes del Inpec, el canino ‘Spike’ dio una señal de alerta sobre presencia de estupefacientes.
Ante esto, según informó el Inpec, la visitante decidió confesar que llevaba en sus partes íntimas un contenedor
Plástico recubierto de látex y una bolsa plástica.
Al interior de este elemento, llevaba 169,28 gramos de marihuana que, al parecer, le había solicitado el recluso.
La mujer quedó a disposición de la Fiscalía para responder por el delito de trafico, fabricación o porte de estupefacientes.
A mediados de septiembre pasado, otras dos mujeres fueron capturadas en hechos similares, cuando iban a ingresar al mismo centro penitenciario.
Hernando Mantila, defensor de los derechos carcelarios, señaló que estas situaciones se han vuelto reiterativas en los penales porque los familiares son utilizados para ingresar sustancias estupefacientes y, en especial, las mujeres en sus partes íntimas para los internos adictos.
“El problema de la drogadicción en las cárceles debería manejarse de otra manera. Los adictos, y sobre todo ya en estados avanzados, son personas enfermas y no deben estar en una cárcel donde obviamente el consumo de droga está a la orden del día. Deben estar en centros de rehabilitación, pero eso en Colombia no se va a dar”, dijo el defensor.
