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Llegada del cartel mexicano de Jalisco, causa del horror que ha vivido Buenaventura

No sólo son los Shottas y los Espartanos las bandas que luchan por el control del narcotráfico en la ciudad; otros actores violentos participan en esa guerra.

La imagen de la piscina parece sacada de otro mundo; fue como si tomaran un pedazo de una vivienda estrato 6 y lo dejaran caer atrás, en uno de los barrios más pobres de Buenaventura, donde no hay calles pavimentadas y el temor asoma por las cortinas ante la presencia de extraños.

Allí se apareció una tarde, a comienzos del pasado mes de abril, Daniel Quintana, alias Robert, jefe de la mítica banda delincuencial La Empresa, acompañado de varios de sus hombres y llevando las armas de largo alcance que por esos días vieron bajar de noche de algunos taxis.

Buenaventura se alistaba entonces para celebrar la Semana Santa y lo que debió ser una jornada de recogimiento y reflexión, terminó siendo la confirmación de los peores temores.

La piscina, a la que ‘Robert’ llegó para celebrar su cumpleaños, está justo antes de cruzar un pequeño caño que sirve de frontera invisible a los dominios de los Shottas, en el barrio Nuevo Amanecer, y a los predios de la autodenominada Banda de Robert o los Chiquillos, en el barrio Carlos Holmes.

Entre un ambiente de licor y drogas, cuentan los vecinos, se empezaron a realizar disparos y pronto obtuvieron respuesta desde el barrio aledaño por parte de integrantes de los Shottas. La guerra estaba declarada y estos últimos cuatro meses han sido de temor, desplazamientos, amenazas y enfrentamientos. De desapariciones.

El pasado miércoles El País llegó hasta el corazón de la confrontación armada y lo primero que se advierte es que varias casas han sido abandonadas por sus dueños, que otros preparan la salida y que quienes permanecen se encuentran encerrados y sienten pánico de hablar con alguien. El tema de los enfrentamientos está vetado, incluso, en diálogo entre vecinos.

Libardo* ha logrado mantenerse en el barrio porque cuando estas bandas citan a reuniones obligatorias, con la amenaza de que deben salir quienes no acaten el llamado, a unas asiste él y a otras envía a su hijo. “Si uno no va a una reunión, dicen que es simpatizante de la otra banda, lo declaran objetivo militar y le toca irse”.

“A varios de mis vecinos los visitaron y les dieron una o dos horas para tomar sus cosas y salirse de acá. Se fueron dejando abandonado prácticamente todo”, cuenta el hombre con voz baja y pronunciando entre labios.

Solo en lo corrido del 2023, de acuerdo con cifras aportadas por la Personería Distrital, se han presentado en Buenaventura 1261 casos de desplazamiento interno de familias que buscan salvaguardar sus vidas.

“Podríamos decir que aquí las familias se están jugando un ping-pong, porque son gente que viven en un barrio, pero se desplazan hacia otro porque en Buenaventura no contamos con un centro albergue para atender la cantidad de familias que huyen de los diferentes conflictos”, explica el personero distrital Edwin Patiño.

Se suma a esa preocupación el hecho de que vienen en aumento los casos de personas desaparecidas. En lo corrido del año, y pese a que hay un subregistro por falta de denuncias, se han reportado 25 casos de personas de las que no se conoce su paradero.

“Mucha gente llega al Ministerio Público y dice: personero es que ‘se llevaron a mi hijo’, ‘Se llevaron a mi hermano’, ‘Ya lleva tres o cuatro días desaparecidos’, y uno les dice que denuncien para activar la ruta, pero la gente no lo hace. Lo que dicen es: ‘Yo le dejo la información, pero no me atrevo a colocar una denuncia”, explica el personero Edwin Patiño.

La última de las reuniones convocadas por los hombres de alias Robert fue hace un mes, donde les anunciaron a los vecinos que vienen días peores porque el objetivo de La Empresa, Los Chiquillos o la Banda de Robert, “es matar a Bustamante (Diego Fernando, alias Diego Optra, el jefe de los Shottas)”, y que hasta que eso no ocurra, no habrá paz en Buenaventura”.

“No recuerdo haber visto que los del Nuevo Amanecer se metieran al Carlos Holmes. Los hombres de ‘Robert’ creen que de aquí mismo los ayudaron y esa reunión era para advertir que el que escondiera a uno de ellos acá, se tiene que ir del barrio”, relata Libardo*.

Para agravar aún más la situación, los Shottas les ofrecieron más dinero a los jóvenes que se fueran para su organización y tres o cuatro de ellos se fueron del Carlos Holmes para sumarse a ese grupo y vinieron entonces las venganzas y las retaliaciones.

Alias Robert había sido capturado en el 2017 por el delito de homicidio y ha estado al frente de actividades delictivas como narcotráfico, extorsión y desaparición forzada, a través de las llamadas ‘casas de pique’.

Cuatro meses han transcurrido entre hostigamientos y balaceras, hasta que hace un par de semanas apareció un primer video del denominado cartel Jalisco Nueva Generación, en el que un hombre con el rostro cubierto le anuncia a alias Robert que no van a descansar hasta matarlo.

“Señores, somos del Cartel de Jalisco y venimos contra alias Robert y todo aquel que le esté haciendo la copia a este hp… Venimos durísimo y te vamos a entrar con toda… Te vas a morir y mirá lo que tenemos para matarte…”, dice el hombre sobre una cama llena de enormes fajos de billetes y con la foto de ‘Robert’ en su otra mano.

La respuesta a esa intimidación, a inicios de la semana pasada, es el video que el país y el mundo conocen en el que hombres de ‘Robert’ aparecen con armas largas asegurando que Jalisco no es en Colombia, que es en México, y recorriendo las calles de los barrios Carlos Holmes y Bello Horizonte.

De los Shottas y Espartanos

La puja entre Shottas y los reductos de La Empresa representa un enfrentamiento totalmente distinto al que vienen librando desde el 2020 los Shottas y Espartanos, y que en los últimos meses venían adelantando diálogos con la mediación de la Iglesia Católica a través de la Arquidiócesis de Buenaventura.

Los Espartanos son liderados por Jorge Isaac Campaz, conocido con el alias de Mapaya, quien fue capturado en 2017 durante una fiesta en el barrio Viento Libre, pero en el 2021 recibió el beneficio de casa por cárcel y aprovechó para fugarse.

Los Shottas, por su parte, están bajo el mando de Diego Fernando Bustamante, alias Diego Optra, quien fue también capturado por varios delitos en el año 2019, pero fue dejado en libertad por vencimiento de términos.

Pese a los esfuerzos de monseñor Rubén Darío Jaramillo para alcanzar una tregua entre Shottas y Espartanos, fue imposible sostener por más tiempo un pacto de no agresión entre estas dos bandas surgidas tras la desaparición y ruptura de la banda La Local. Entre otras cosas, porque dependía del Gobierno Nacional la creación de un marco jurídico que permitiera el acuerdo de paz entre ambas organizaciones.

“Con Shottas y Espartanos se empezaron unas mesas de acuerdos, unos gestos de voluntad entre estas bandas, pero en estos últimos dos meses han sucedido unos hechos que están generando pánico y zozobra a toda la comunidad en Buenaventura”, dice el Personero Distrital.

Entre esos hechos se encuentra la desaparición y posterior asesinato de alias Súper, quien era vocero de los Shottas en los diálogos en los que son garantes el Gobierno y la Iglesia. Junto a él también desapareció alias Burro.

Días después, el atentado contra uno de los delegados de los Espartanos en el mismo foro sembró la incertidumbre y la desconfianza frente a una tregua que duró nueve meses, que redujo considerablemente la cifra de homicidios en la ciudad y que se busca restablecer a raíz de los hechos ocurridos en los últimos días en la ciudad.

De acuerdo con el padre Faunier Trujillo, de la Pastoral Social de la Diócesis de Buenaventura, la Iglesia ha venido acompañando este proceso con el único objetivo de evitar las muertes en la ciudad portuaria.

“Ha sido un proceso largo y dispendioso por muchos factores: el primero, alargar los plazos para que aparezca el marco jurídico. Ha habido unos picos muy altos de tensión y luego aparece esta guerra de comunicaciones y las redes sociales que informan, pero que también desinforman; pero en el fondo celebramos que se mantiene la firmeza de los grupos a seguir avanzando en los diálogos”, dice el párroco.

De acuerdo con información conocida por El País, el pasado viernes se reunió el Alto Comisionado para la Paz con al menos uno de los jefes de estas organizaciones a fin de continuar con un proceso que permita el desarme de estas bandas criminales.

No obstante, generó sorpresa en algunos sectores que el ministro de Defensa, Iván Velásquez, y el comandante de la Policía Nacional, general William Salamanca, aseguraran en rueda de prensa que esos acercamientos son ‘pactos entre criminales’.

“La Fuerza Pública no tiene nada qué pactar; lo que hará la Fuerza Pública es responder desde sus competencias constitucionales y legales a la criminalidad, y eso se mantiene”, dijo el ministro Velásquez.

Por su parte el director de la Policía Nacional, general William Salamanca, indicó que continuarán con su accionar y que no le corresponde referirse a “treguas entre delincuentes”. “Lo que estamos haciendo es analizar si estos grupos que han aparecido en video en los últimos días son los mismos Shottas y Espartanos, y saber qué es lo que hay detrás de esos anuncios. Es justo en eso en lo que estamos”.

Al respecto, el padre Faunier Trujillo indicó que lo único que tienen claro de momento es que “necesitamos presencia del Estado en Buenaventura, y no solo de Fuerza Pública. Hay ausencia total de la rama Jurídica y de atención social tras muchos años de abandono. Pero independiente de todo, lo importante es que no se ha perdido la comunicación y hay voluntad de las organizaciones de seguir dialogando”.

El regreso de alias Orejas

Pero las cosas que están mal siempre pueden estar peor y los temores en las autoridades y la sociedad civil en Buenaventura se centra ahora en la posible llegada de alias Orejas, considerado junto a ‘Robert’ como los hombres más sanguinarios de la última década de estas estructuras delictivas en el puerto.

‘Orejas’, como se conoce a Orlando Antonio Cuero, era considerado el Pablo Escobar de Buenaventura y fue capturado en el municipio de Melgar, Tolima, en julio del 2014, luego de que junto a ‘Robert’ crearan La Empresa y establecieran las casas de pique para desaparecer a sus adversarios.

“Eso sí sería lo peor que le pudiera pasar a Buenaventura porque es una persona sanguinaria. Ahora, no sabemos en este contexto a qué organización podría sumarse, pero sí estamos seguros de que puede desatar un baño de sangre como lo hizo en el pasado”, dice una fuente de inteligencia policial.

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