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Fundación Semilleros ayuda en la rehabilitación de jóvenes que han caído en las drogas, en Bucaramanga

Este es el grupo de la fundación Semilleros que trabaja por salir adelante cada día. Su proyecto está enfocado en la rehabilitación. Aquí en su sede de Ruitoque Alto.

Haber tenido un pasado oscuro y saber que una persona puede cambiar, ese ha sido el emblema de la Fundación Semilleros, una entidad sin ánimo de lucro, que se dedica a rehabilitar a jóvenes que han caído en la drogadicción.

José Pinzón Rosso nació en Cúcuta, pero desde hace años vive en Bucaramanga.

Desde su experiencia ha logrado recuperar a muchos jóvenes que han tocado fondo por culpa de las drogas.

“Mi trabajo social parte cuando yo hice mi proceso de rehabilitación. Caí en el mundo de las drogas, hice un proceso y de ahí en adelante me preparé para esto, tener la fundación y ayudar a quienes lo necesitan”.

“Trabajé con la fundación Hobac, luego con la fundación No Te Rindas y ahora con Semilleros desde hace cuatro años”.

“Hace 20 años comencé, con conocimiento y experiencia adquirida. No hay mayor autoridad para rehabilitarse, que haber pasado por el mundo de las drogas; me recuperé y me preparé”, comenta este hombre, quien  estudió Administración de Empresas y después hizo varios cursos sobre adicciones.

Cuenta que la vida le ha enseñado a leer del tema de la drogadicción y estar siempre preparado para ayudar al prójimo.

“Soy terapéuta en adicciones y Luz Marina, mi gran amiga en esto, es quien maneja la parte espiritual; yo hago la terapéutica”, dice.

¿Qué es Semilleros?

José dice que esta fundación es un sitio de restauración. “El adicto viene. Muchas veces por desconocimiento y preguntándose por qué consume drogas”.

“Nosotros nos enfocamos en el hecho que existes cosas que lo llevan a consumir, que lo exponen más que a otros”.

“La persona acá llega la persona destruida, emocionalmente, inclusiva en un aspecto de angustia existencial, se pregunta: ¿para qué vivir deprimido y derrotado por la vida?”.

“Lo que nosotros hacemos es brindarle un internado; un adicto en la calle no acepta hasta que no cae a los más profundo”.

“Transportamos al adicto de la calle acá para que comience un proceso donde no existen drogas, ni amigos vicioso, el contexto es sano”.

¿Qué hacen por ellos?

Para este hombre, la primera etapa es aceptar que tiene el problema; dice que muchos no lo aceptan por su ego.

“Aquí le recuperamos los valores con actividades como deportivas, lúdicas, que sean activos en la vida. Las jornadas comienzan a las 5:30 a.m., y le brindamos para que hagan talleres. Algunos en panadería, cocina, talleres deportivos y actividades recreativas”, dice este hombre, quien agrega que “se pueden hacer cosas dentro del concepto social sin drogas”.

Este proceso de rehabilitación es relativo, pues como dice José, todos los adictos no sufren el mismo daño. “Esto es individual y aquí ellos valoran lo que se hace y se trabaja”.

Actualmente, la fundación Semilleros posee 32 personas en rehabilitación, donde tienen vivienda, comida y un trabajo psicológico.

“En el equipo de trabajo hay cinco personas. Un pastor, la trabajadora social, una psicóloga, la doctora Luz Marina, como contadora pública y José Pinzón, desde su experiencia de vida”.

“Mi sueño es recuperar personas. Sí se puede. Aquí lo importante es resbalarse, pero levantarse. El que es no deja de ser, eso es mentira. Tenemos espejos, compromisos y personas rehabilitadas que vienen a dar su testimonio”, puntualiza José, quien se siente feliz haciendo su labor.

“José lo tuvo todo, fallé, pero me levanté. Hoy soy consiente del daño que hace la droga. Los muchachos son agradecidos con su recuperación y ese es el mayor premio”.

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