De acuerdo con las recientes cifras reveladas por Fedesarrollo, aunque la confianza de los consumidores mejoró levemente en febrero frente a enero, este indicador no despega y sigue entre las cifras más bajas desde mayo de 2021.
En febrero de este año la confianza de los consumidores fue de -28,6 %, mientras que en enero llegó a -27,8 %. Una mejoría de solo 0,8 puntos porcentuales.
De acuerdo con los expertos, son varios los factores que influyen en esto como el precio del dólar, las altas tasas de interés, la inflación y la volatilidad de la tasa de cambio.
Un estudio presentado por Alejandro Vega Moreno, docente de la Universidad El Bosque, explica que “el PIB en Colombia en 2022 creció un 7,5 %, mientras que el consumo privado o consumo en hogares tuvo un crecimiento de 9,5 %, siendo considerado por el Dane, como el principal impulsor del crecimiento de la economía durante el año pasado.
Agrega el docente que últimamente los indicadores macroeconómicos muestran que los resultados no están siendo los mejores y el indice de confianza del consumidor sigue en terrenos negativos porque la inflación y las altas tasas de interés hacen que la gente postergue sus compras.
“Los indicadores no están ayudando mucho en el sentido de que la incertidumbre es un factor psicológico que afecta a los consumidores y pues esto hace que se restrinjan mucho en sus gastos. Adicionalmente, pues eso genera un impacto fuerte en la economía”, dijo Vega Moreno.
Agrega que en este momento a los colombianos les da mucho miedo endeudarse y solo están realizando las compras urgentes.
Por su parte, Helio Armando Fernández, Coordinador de Investigaciones de la Escuela de Economía, Administración y Negocios de la Universidad Pontificia Bolivariana (UPB), recuerda que el consumo es uno de los componentes más importantes del Producto Interno Bruto (PIB) de una economía.
Por ejemplo, Estados Unidos, durante el tiempo de pandemia (hasta septiembre de 2021), enfocó todo su esfuerzo a políticas de subsidios a los desempleados (entre 1.000 y 1.200 dólares mensuales por persona). Esto les permitió tener una fuente de ingreso y así adquirir sus bienes y servicios básicos. Y es que si el consumo aumenta, lo mismo le pasa a la producción, las ventas crecen y se necesitan más empleados, luego serán más personas recibiendo un salario. Por ello es importante cuidar el poder adquisitivo de los ciudadanos.
Para Jaime Rendón Londoño, docente de la Universidad de La Salle, la variación del precio del dólar, la inflación y las altas tasas de interés han influido en el deterioro del consumo de las familias en el último año, sobre todo en la parte de alimentos, porque han crecido los precios no solo de los productos, sino también de los insumos y los fertilizantes.
Los hábitos pospandemia
Vega Moreno, docente de la Universidad El Bosque, recuerda que antes de pandemia uno de los indicadores que más jalonaba la economía era el entretenimiento, pero luego de esta la gente empezó a realizar gastos de manera más consciente y a invertir, sobre todo en el tema de salud y protección al medioambiente.
En este mismo sentido, Rendón Londoño precisa que cuando se abrió la economía tras el confinamiento, se tuvo un momento de consumo un tanto desaforado, pues la gente salió a demandar algunos bienes y servicios en demasía: “Es claro que el crédito juega un papel muy importante para dinamizar la economía y después de pandemia mucha gente se endeudó porque las tasas no estaban tan altas como en la actualidad”.
En este mismo sentido, el docente de la UPB afirma que tanto los productos y servicios que se consumen actualmente, como la forma en que se consiguen, dejan en evidencia una huella dejada por los efectos de la pandemia.
Según algunos estudios, el tiempo en casa tras la pandemia aumentó en 20 % en razón a la modalidad implementada por muchos como el trabajo en casa. Por ello, algunos optaron por acondicionar las viviendas a su nuevo estilo de trabajo.
Dispositivos como smartphones, computadores, portátiles, televisores, ollas inteligentes y las airfryer son hoy productos que antes de la pandemia no tenían tanta influencia en el consumo de los hogares.
De igual forma, el confinamiento motivó hábitos de consumo más saludables. Productos sin glucosa, sin azúcares, sin harinas refinadas y naturales u orgánicos hoy hacen parte del menú de muchos hogares colombianos.
Esto en parte debido a que las tres de las principales comorbilidades que sufrimos los colombianos (hipertensión, diabetes y obesidad) eran factores de riesgo para los pacientes con COVID-19.
Finalmente, un cambio más en los hábitos de consumo se dio con los servicios. Ahora hay muchos más usuarios de plataformas de streaming y menos usuarios de televisión cerrada. Igualmente, el consumo de telefonía fija hoy es prácticamente nulo.
También está el auge del comercio electrónico que se logró en plena pandemia. Hoy, tres años después, sigue su crecimiento (a la fecha es 200 % mayor que en el 2019).
Los expertos concluyen que la pandemia generó cambios en la dinámica de las personas que permanecerán por mucho tiempo, ya que el consumidor final no volverá a ser el mismo tras la reactivación económica.