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“Sonidos del Alma”: así suena el universo

Los resultados del innovador proyecto “Sonidos del Alma” fueron revelados. Estudiantes colombianos, con la audacia de quienes buscan comprender los secretos del cosmos, convirtieron las frecuencias captadas por el majestuoso telescopio Alma en melodías evocadoras.

El desierto de Atacama, ubicado en el norte de Chile, es conocido por ser el lugar no polar más árido de la Tierra. Este vasto desierto, que abarca aproximadamente 105,000 km, se extiende entre la cordillera de los Andes y el océano Pacífico. Su paisaje, con dunas espectaculares, salares, llanuras interminables, volcanes y campos de géiseres, parece sacado de una película de ciencia ficción. 

A una altitud de 5,500 metros sobre el nivel del mar, el desierto de Atacama alberga el Atacama Large Millimeter/submillimeter Array (Alma), el radiotelescopio más grande y avanzado del mundo.

Alma consta de 66 antenas que trabajan juntas para observar la radiación electromagnética en longitudes de onda submilimétricas. Este observatorio es crucial para el estudio del universo, permitiendo a los astrónomos investigar la formación de estrellas, planetas y galaxias con una precisión sin precedentes.

El desierto de Atacama es un lugar privilegiado para la astronomía debido a su cielo extremadamente claro y libre de contaminación lumínica. La ubicación y las condiciones climáticas del desierto permiten observaciones astronómicas de alta calidad, haciendo de Alma un centro de investigación de clase mundial.

Desde allí, se capturaron las frecuencias de un universo vasto e insondable, las cuales llegaron a manos de estos estudiantes del Colegio Hacienda Los Alcaparros.

El proyecto ‘Sonidos del Alma’ prometía transformar los ecos del cosmos en melodías palpables, una hazaña que se presentó como un enigma formidable. Los estudiantes, con la pasión de quienes buscan descifrar los secretos de la existencia, tomaron los datos astronómicos y los convirtieron en música. Fue un proceso largo y arduo, realizado en un aula de tecnología que se convirtió en un laboratorio de sueños sonoros.

Robert Acevedo, el profesor que guió este viaje intergaláctico, describió cómo los jóvenes se sumergieron en el mundo del sonido digital. “Primero, debieron comprender los samplers y luego, con la combinación de sonidos del Alma y otros bancos sonoros, dieron rienda suelta a su imaginación,” explicó. La magia del proceso se completó con el aprendizaje de técnicas de mezcla y masterización, lo que llevó a la creación de una pista de audio culminante.

Cada joven, inmerso en su mundo creativo, se enfrentó a la pregunta eterna: si el universo tuviera sonido, ¿cómo sonaría? Esta interrogante despertó una ola de imaginación y reflexión entre ellos. Algunos visualizaron un vasto y profundo eco, similar al retumbar de un tambor gigante, resonando a través de las galaxias. Otros imaginaron un susurro constante, como el murmullo de un río, representando el flujo interminable de energía y materia.

Para algunos, el universo sonaría como una sinfonía cósmica, con notas musicales que varían en intensidad y tono, reflejando la diversidad de fenómenos astronómicos. Las explosiones de supernovas podrían ser percibidas como estallidos de percusión, mientras que el movimiento de los planetas y estrellas podría crear una melodía armoniosa y rítmica.

Otros jóvenes pensaron en sonidos más abstractos y etéreos, como un zumbido omnipresente que simboliza la vibración fundamental del cosmos. Este zumbido podría ser tanto tranquilizador como inquietante, dependiendo de la perspectiva de quien lo escucha.

La pregunta también llevó a algunos a considerar el silencio absoluto, un vacío sonoro que refleja la vastedad y el misterio del espacio. Este silencio podría ser interpretado como una invitación a la introspección y a la contemplación de nuestra propia existencia en el universo.

Pablo Alvarado, uno de los estudiantes, reveló cómo su inspiración se transformó en una composición de música electrónica. Su obra, que retrata un viaje espacial desde una tranquila tierra hasta la vastedad del cosmos, fusionó sonidos de Alma con los ritmos de GarageBand. Acompañó su música con un video que inicia con el despegue de un cohete y navega por la inmensidad del espacio, ofreciendo una visión visual y auditiva del universo.

Quienes deseen escuchar estas seis composiciones y ver las creaciones visuales podrán hacerlo en la página web del colegio y de Alma: https://www.almaobservatory.org/es/category/audiencias/escuelas/

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