Un nuevo término ha tomado relevancia en la era de la hiperconexión, llevando la tensión a mesas de restaurantes, salas de estar y dormitorios por igual. “Phubbing”, un fenómeno que evidencia cómo la tecnología puede interferir en nuestras relaciones más cercanas, está bajo el microscopio.
El auge de los smartphones ha revolucionado nuestra forma de comunicarnos, trabajar y socializar. Pero con todos sus beneficios, también ha traído consigo un conjunto de comportamientos no tan positivos. Uno de ellos, llamado “phubbing”, ha comenzado a generar preocupación entre psicólogos y expertos en relaciones.
El término “phubbing” proviene de la combinación de las palabras en inglés “phone” (teléfono) y “snubbing” (desairar), y hace referencia al acto de ignorar a alguien en un entorno social al prestar más atención al teléfono móvil que a la persona con la que se está. Este comportamiento, que puede parecer inofensivo en un inicio, ha demostrado tener consecuencias negativas en la dinámica y calidad de las relaciones interpersonales, especialmente en las parejas.
Numerosos estudios han resaltado que sentirse ignorado por la pareja debido a la atención constante a un dispositivo móvil puede llevar a sentimientos de inseguridad, rechazo y disminución del grado de satisfacción en la relación. No es raro que discusiones y conflictos surjan cuando uno de los miembros siente que está compitiendo con un smartphone por la atención del otro.
Aunque las parejas son especialmente vulnerables a las tensiones que causa el phubbing, este fenómeno también es observable en otros contextos sociales, como reuniones familiares, salidas con amigos o incluso en el ámbito laboral. Se está convirtiendo en un reto cultural y de etiqueta en la era digital, con muchas personas sintiéndose incómodas, desplazadas o directamente heridas por esta nueva forma de “desaire digital”.
Expertos sugieren que la solución radica en establecer límites claros y momentos dedicados a estar presente de manera genuina en las interacciones personales. Esto puede incluir desde acuerdos en la pareja sobre momentos sin teléfonos, hasta establecer zonas libres de dispositivos en el hogar.
En conclusión, mientras que los smartphones y otros dispositivos digitales han ampliado nuestra capacidad para conectar con el mundo, es esencial recordar la importancia de mantener esas conexiones reales y significativas en nuestra vida cotidiana. La próxima vez que esté tentado a revisar su teléfono en medio de una conversación, piénselo dos veces. Es posible que esté enviando un mensaje no verbal que podría lastimar a quienes más quiere.
