Sobre la acera de la vía que conduce de Lagos a Bucarica, este ‘remontador’ arregla los zapatos de los habitantes de este sector y de otros barrios de la comuna 8. Con sus implementos necesarios, el ‘Guajiro’, como le dicen, recibe alrededor de 50 clientes a la semana.
“En ese sitio me ha ido súper bien. Estoy agradecido con mis clientes porque han sabido apoyar este negocio”, agregó Damaso Javier Mercado Manga.
Este barranquillero, de raíces guajiras, perdió su local en el 2020. Anteriormente, laboraba en La Cumbre. Sin embargo, la recesión económica lo llevó a ‘rebuscarse’ la vida en Lagos II.
Desde entonces, su carisma, acento particular y la calidad de su trabajo lo han convertido en uno de los personajes icónicos de este barrio.
“Lo que me mantiene lleno de clientes es mi forma de ser. Acá las personas llegan y se divierten porque encuentran a una persona amable que está dispuesta a ayudarlos”, explicó el hombre.
Darle una segunda oportunidad, o incluso más, a un par de zapatos es lo que mantiene vivo el negocio del remontador.
Además del anhelo por no botar esos zapatos que acompañaron al cliente en varios momentos de su vida. “Hay personas que llegan a cambiarle la ‘tapita’ a sus zapatos o a pegarlos, porque se niegan a botarlos o comprar otros”, agregó el ‘Guajiro’.
Sale económico
Además de satisfacer la nostalgia del cliente, uno de los atractivos de reparar los zapatos es el factor económico.
Una remontada completa lo máximo que le puede costar es 30.000 pesos y si le suma la pintura, no supera los 50.000. Estos precios representan un ahorro importante para el bolsillo de los ciudadanos, quienes prefieren apostarle al arreglo.
Lo mejor del negocio de Javier es la garantía. Según el arreglo que le haga a los zapatos, este hombre otorga un tiempo de ‘gratuidad’ a los nuevos daños que sufra el calzado.
“A veces llegan clientes que dicen: ‘Veci, se me despegaron los tenis’, y yo automáticamente se los arreglo sin ningún problema, pues está dentro del tiempo de la garantía”, contó.
Este hecho, ha llevado a que las personas decidan pagarle al ‘Guajiro’ y no a otro remontador.
Además, este barranquillero ofrece un precio más económico que los demás. “Hay compañeros míos que cobran 50 mil pesos por una remontada. Yo no, yo sé qué precio ofrece al cliente para que regrese”, dijo.
En esta clínica de zapatos reciben a todo tipo de pacientes: zapatillas, colegiales, de material, botas, e incluso los deportivos.
“Los jóvenes se han inclinado por mandar a reparar sus tenis. La mayoría vienen pegados y cuando uno los cose quedan más seguros”, contó.
Trabaja entre semana
Salvo las festividades y días habituales de descanso, el ‘Guajiro’ siempre está a su disposición. Es fácil reconocerlo por su gran sillón café y los amplios carteles de publicidad que rezan el nombre de su empresa: La remontadora de Javier.