Esta comunidad, de cerca de 2.100 habitantes, vive en medio de un ‘pulmón’ de la tierra. Su nombre se queda corto ante la vastedad de árboles y zonas verdes. No se trata de un jardín, sino de un bosque que ha permitido que este barrio goce de un clima envidiable.
A Jardín de Limoncito lo recorre la ‘Quebrada de Aguablanca’, un cuerpo hídrico lo suficientemente caudaloso para generar un sonido particular que acompaña a los habitantes todos los días.
Y es que este sector fue escogido estratégicamente por Marval, la constructora, para generar un ambiente campestre en esta comunidad. De hecho, habitantes del sector señalan que se trataba de una construcción tipo ‘americana’, campestre.
Gloria Antolínez, la primera persona en vivir en este sector, recuerda que, cuando llegó eran alrededor de 24 casas las que estaban construidas. “Yo fui la primera en llegar a este sector, a mi esposo le gustó el modelo de la casa, el sitio, y compramos”, agregó.
Aunque a Gloria le sigue pareciendo un barrio tranquilo y bonito, le gustaría que zonas como el ‘Club Limoncito’ estuvieran en funcionamiento. Además de parques, y sitios de recreación para niños y para el adulto mayor. “Los niños juegan en las cuadras, porque no tienen canchas, ni parques”, agregó.
Se prohíben las modificaciones
Con el fin de mantener una armonía entre las viviendas, las carreteras y los andenes, en Jardín de Limoncito hay una resolución que prohibe modificaciones, que representen tomar espacio público. Por lo que, al llegar a este barrio aún se conserva un estilo de casa, que fue el que vendió la constructora. Con una longitud específica, su zona de jardín y su típica reja.
“Sin embargo, algunos habitantes están empezando a invadir terrenos, diciendo que les pertenece, cuando no es así”, señaló Antolínez.
Las reuniones al aire libre
Ante la carencia de sitios para la recreación y la falta de salones sociales, la comunidad ha usado los kioscos y las zonas verdes del barrio para encontrarse y celebrar cumpleaños y fechas especiales. Hay alrededor de cinco kioscos, que la misma comunidad ha bautizado, con nombres como el ‘El Mamey’, el ‘Bambú’, y otros.
“Acá tenemos un grupo por WhatsApp, en el que organizamos qué día una familia va a necesitar ese sitio para una celebración”, señaló Alirio Gómez, un líder de la carrera 16A.
Gómez señaló que el Kiosko Bambú no se presta otros habitantes, porque es la cuadra la encargada de cuidar el sitio, y poner dinero para su mantenimiento.
Así las cosas, este sector pide a la administración más espacios para compartir y que se cumpla esa promesa de tener un sitio para disfrutar, como fue el ‘Club Limoncito’.
Quieren recuperar el ‘Club Limoncito’
Lo que fue el ‘gancho’ para que las personas se animaran a comprar las casas en este sector quedó en el abandono y ahora, en manos del Banco Inmobiliario de Floridablanca.
De acuerdo con Flor Mendoza, secretaria de la Junta de Acción Comunal, se están llegando a acuerdos con la administración municipal para que este sitio vuelva a pertenecer a la comunidad. Con nostalgia, habitantes de Jardín de Limoncito, recuerdan que allí se ofrecían servicios de recreación como piscinas, canchas y hasta zona social.
Los Kioscos, una alternativa para las reuniones sociales
Con la entrega de las casas, Marval, la constructora de este barrio, entregó también zonas comunes como los kioscos, para que las personas se reunieran allí, sin costo alguno, a compartir entre vecinos o familiares. Si bien, ahora el uso parecer ser exclusivo de las cuadras, estos lugares se han convertido en pequeños salones sociales en donde las personas se reunen a compartir. Algunos tienen servicio de BBQ, pero la comunidad debe solicitar este espacio, con anticipación a la administración de esa cuadra.
Enaltecen el nombre del barrio
Entre la misma comunidad hay un pacto implícito por mantener sus jardines cuidados. Algunos se destacan por tener decoraciones que sorprenden al visitante, incluso acorde a la época.
En varias casas han aparecido adornos alusivos a ‘Halloween’. Otras sorprenden con sus plantas en balcones incluso, en los techos. Por lo que el nombre de Jardín de Limoncito sí le queda como anillo al dedo a esta comunidad florideña. De hecho, un par de mujeres se han encargado de cuidar las flores de los lugares comunes.