El barrio Villa Alcázar, ubicado en Floridablanca, cuenta con un hogar geriátrico que acoge a personas de la tercera edad desde el 9 de marzo de 2004, tal y como lo dice su placa en la entrada. Se trata de la Fundación Samaritana, un espacio que gracias al espíritu de servicio de Sonia Hernández Blanco, los ancianos que no cuentan con una familia pueden recibir todos los cuidados que su edad necesita.
“Esto es un llamado de Dios. Desde muy niña fui servidora, empecé siendo catequista y llegó un momento en que sentía que no era suficiente”, afirma Sonia al recordar sus inicios como una voluntaria que recogía a los adultos mayores que encontraba en la calle.
Los retos para Sonia y su hogar de caridad siempre están presentes. Hasta el 14 de noviembre de 2022 contaba con una estampilla del adulto mayor, un recurso que le permitía suplir múltiples gastos. Sin embargo, ella sigue en pie desde hace tres meses ante las dificultades para siempre brindarle la mejor atención y cuidados a los ancianos que residen en esta casa. “Yo tengo benefactores, si no fuese por ellos sería todavía más difícil. Igualmente, tengo muchas deudas para poder sostener la fundación”, afirma Hernández, quien solo cuenta con dos adultos mayores cuyas familias pagan para su estadía en la casa, mientras que los demás son de caridad.
Sonia también resalta lo complicado que es encontrar personas dispuestas y con la vocación necesaria para trabajar en su fundación de adultos mayores, por lo que las cargas para ella y su esposo Orlando Caro se incrementaron mucho más, puesto que desde el 28 de diciembre no tienen personal con el que puedan repartirse las tareas como la cocina, el aseo, la enfermería, mensajería y demás.
“Aunque a veces por la situación uno quisiera salir corriendo, tiene un compromiso con Dios que no es capaz de dejar”, agrega la fundadora, quien siempre piensa en los adultos mayores que han pasado por su hogar de caridad y que con el tiempo seguirán llegando.
Orlando Caro, su esposo, habla de los inicios de Sonia como voluntaria en esta labor de ayudar a los demás. “Cuando ella estaba sardina iba a ayudar a los enfermos de cáncer”, dice Orlando, quien recuerda que luego de esta determinación de su esposa, ella se aventuró y tomó la decisión de poner en marcha la Fundación Samaritana, el Hogar de Caridad María Santísima Samaritana, ese lugar que ya casi cumple 19 años y es un refugio para los adultos mayores de Floridablanca que no cuentan con una familia que los cuide.