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¿Justicia por nuestras propias manos? ¿Qué nos está pasando en Bucaramanga?

Expertos analizan los últimos hechos de violencia ocurridos en Bucaramanga, los altos grados de intolerancia y la respuesta de las autoridades. Muchos coinciden en decir que se registra “una falta de liderazgo”, que acentúa este grave panorama social local.

La conmoción y el caos que se registraron ayer en Bucaramanga, tras la muerte del joven motociclista Daniel Felipe Ibáñez Martínez, ocurrida en confusos hechos cuando él se movilizaba por el carril exclusivo del Transporte Masivo e intentó evadir una inspección de la Dirección de Tránsito, generó diversas reacciones y dejó abierta esta trágica situación a grandes cuestionamientos.

¿Por qué tanto irrespeto a las normas viales? ¿Acaso ayer hubo abuso de autoridad por parte de los alféreces de Tránsito? ¿A qué se debe tanta intolerancia ciudadana? ¿Qué están haciendo las autoridades para que la ciudad no termine en una anarquía?

Trasladamos tales inquietudes a expertos en temas urbanos, docentes y demás humanistas, quienes coincidieron en decir que, al parecer, “a las autoridades locales se les está saliendo el control de las manos”.

Todos coinciden en decir que “existe un alto nivel de aceptación de desobediencia a la ley, principalmente en la población joven y, peor aún, hay quienes están de acuerdo con proceder con actitudes violentas bajo ciertas circunstancias”.

Para Alexandra Cortés, directora del Centro de Investigaciones en Cultura y Sociedad, CICS, la situación vivida hay que verla desde varias aristas; y una de ellas, en sus palabras, “es que el comportamiento generalizado de irrespeto hacia las normas viales es un hecho cada vez más evidente en la ciudad”.

“Es urgente hacer intervenciones para concientizar a toda la ciudadanía sobre la importancia del cumplimiento de las normas y su importancia para la convivencia; pero también es necesario pensar en políticas en general para mejorar la movilidad y, en particular, las condiciones del transporte público”, argumentó.

“Ante las malas condiciones del transporte público han proliferado alternativas de transporte ilegal, las cuales resultan más difíciles de controlar por las autoridades”, dijo.

Sobre si habría o no ocurrido ayer una extralimitación de funciones de un alférez, ella considera que “la justicia deberá determinar la responsabilidad de los hechos y si se constituye o no como un abuso de autoridad. Me inclino más por la hipótesis de un muy desafortunado accidente ante la impotencia de la situación. Creo que ante el comportamiento temerario de una persona que no respetó el llamado de la autoridad se vio a un funcionario que reaccionó instintivamente sin medir las consecuencias de sus actos. No lo estoy justificando, pero dudo que la intención del agente de Tránsito fuera causar un daño de tal magnitud”.

Ella dice que ve en Bucaramanga “desobediencia y actitudes temerarias en una interacción específica, que luego desencadenaron desorden y violencia desmedida en diferentes puntos de la ciudad”.

Para el investigador Julio César Acelas, “hace años asistimos a la más severa frustración ciudadana por la ausencia y la falta de liderazgo de las autoridades, su desconexión con la gente y la falta de resultados concretos en la gestión pública”.

“La desconfianza y la escasa credibilidad de la institucionalidad son las normas. Estamos ante una especie de ‘anomia social’, se impuso el ‘todo el mundo hace lo que quiere’, el ‘todo vale’ y el de ‘la justicia por mano propia’. Y en una realidad así, todo pasa, hasta lo más trágico, y al final, no pasa nada, todo sigue igual”, precisó.

Para él, en la tragedia de ayer, “sin duda alguna hay responsabilidad del agente vial, quien debería conocer el protocolo para asumir esas ‘situaciones límite’ de infracción de las normas. El agente sencillamente reaccionó utilizando vías de hecho, y sin intención, todo derivó en una tragedia”.

Análisis: ¿Justicia por nuestras propias manos? ¿Qué nos está pasando en Bucaramanga?

Y recomendó que “se requiere una modernización urgente de la Policía y del Tránsito; combatir la corrupción, la politiquería y la falta de profesionalismo, en función de enfoques y estrategias, novedosas e incluyentes, que muestren resultados y generen tranquilidad en las calles”.

Sobre la intolerancia ciudadana, Acelas explica que “se ha instalado en el inconsciente colectivo de los bumangueses una cultura ciudadana -hábitos y comportamientos – de violencia, de hacer lo incorrecto y de cobrar venganza”.

“La psicología colectiva de Bucaramanga ha sufrido daño. Según Invamer, más del 70 % de los habitantes es pesimista del futuro. Ello incluye también, a muchos servidores públicos, que, como el alférez, no observó los protocolos y decidió tomar vías de hecho ante la infracción de un joven motociclista, como lo muestran las evidencias y los testigos. La inseguridad y el desmadre del delito se tomaron calles y barridas”, reveló.

“La percepción generalizada es que la ciudad está en caos, no tiene control ni rumbo, y que el Alcalde, el Concejo y la Policía no están ni funcionan, como si vivieran en otra ciudad feliz, la del ‘milagro económico’, mostrando resultados positivos que no se ven, muchas veces engañando”, añadió.

Para Carlos Eduardo Remolina, miembro de la Fundación Participar, “lo sucedido ayer en Bucaramanga ha sido un hecho doloroso y delicado. Presencié todo desde que comenzaron a quemar la moto del alférez: ver el dolor de la familia de la víctima, pero al mismo tiempo saber que el joven cometía una infracción, seguramente tampoco tenía los papeles al día, refleja la evidente ausencia de credibilidad de las instituciones en este caso la de Tránsito”.

“Es todo un menjurje de situaciones muy peligrosas. Y cómo consecuencia de lo anterior, se vieron los desórdenes y la agresividad de las personas golpeando a los carros en diferentes partes de la ciudad”, acotó.

“¿De quién es la culpa? Hay temas para analizar y reflexionar, porque es mucho más profundo de lo que sucedió. Lo que sí me queda claro es la inmensa falta y necesidad con urgencia de un liderazgo que de verdad le duela la ciudad; que quiera ver a Bucaramanga progresando, con seguridad, con orden, con cariño y respeto hacia las instituciones y la ciudadanía, generando empleo, generando riqueza, mejorando los parques para que sean espacios deportivos y sanos, protegiendo al empresario, identificándose con la bandera que representa a la ciudad, entre muchos otros. ¡Qué falta de liderazgo”.

Para el historiador y arquitecto, Antonio José Díaz Ardila, “todo esto nace de la pérdida del respeto y de la credibilidad en las instituciones, que es el peor cáncer de nuestra sociedad. He visto conductores ebrios golpeando al Director de Tránsito porque él, en su afán de hacerlo bien y supervisar el control vial, acompaña viernes y sábados hasta la madrugada a los alféreces, en los retenes de control. Lo de ayer es esa gota que llenó el vaso: un alférez pide papeles y revisa motos, una moto se escapa y en ese desorden la moto se estrella y el joven pierde la vida. ¿Qué lo tumbó? ¿El ‘cono’ que le lanzó el alférez? ¿Qué no se lo lanzó, pero sí hubo un amague y luego lo desestabilizó? Todo eso es casuística, pero no respetar las autoridades es enormemente grave”.

Finalmente, Johana Acevedo Cárdenas, directora del Programa ‘Cómo Vamos’, dijo que “lo ocurrido ayer es lamentable y se debe adelantar una investigación sobre lo acontecido. Las personas tienen derecho a protestar y está bien que lo ejerzan; sin embargo, es lamentable que ciudadanos aprovechen los hechos ocurridos para generar más violencia”.

“De manera desafortunada, la alta desconfianza en las instituciones en el área metropolitana, la inoperancia de la justicia, la baja cultura ciudadana, la mancha de la corrupción sobre algunas entidades, la incapacidad para hacer acuerdos, entre otros factores, contribuyen a que las vías de hecho sean un mecanismo de escape equivocado ante la frustración ciudadana”.

Y agregó: “este es un problema que requiere soluciones integrales y sostenidas en el tiempo. No se pueden seguir implementando acciones atomizadas y fragmentadas entre las diferentes instituciones públicas del Área Metropolitana, frente a la cultura ciudadana y vial”.

DATOS CLAVES

1. Según la más reciente encuesta del Programa ‘Bucaramanga Cómo Vamos’, el 58,6 % de los ciudadanos cree que “aquí la gente no tiene ni la menor gota de civismo”.

2. Tras la grave denuncia sobre un presunto ‘acoso’ de Tránsito en contra del joven fallecido, ¿habría abuso de autoridad? El 70 % de los ciudadanos asegura que los alféreces “se extralimitan en sus funciones”.

3. ¿A qué se debe tanta intolerancia? En Bucaramanga se presentan 403,1 lesiones por cada cien mil habitantes. Además, cuatro de cada diez bumangueses optan por tomar justicia por su propia mano. ¡Qué tal!

4. ¿Por qué tanta anarquía? ¿Qué tanto confía la gente en las instituciones? El grado de desconfianza de la gente es alto. El 45 % de las personas encuestadas percibe que “no se puede confiar en el gobierno”.

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