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El origen de los mitos populares de Semana Santa

Son muchos los mitos que están arraigados a nuestra cultura y que aún hoy siguen teniendo incidencia en millones de feligreses.

“Si tiene relaciones se puede quedar pegado” o “no se meta a la piscina que se convierte en pescado” son algunas frases que comúnmente escuchamos en Semana Santa.

Muchos, por ejemplo, evitan limpiar la casa para no caer en desgracia, otros no salen después de las 3:00 p.m. en Viernes Santo para que el demonio no se les aparezca.

Pero, ¿cuál es el origen de estas creencias?, ¿realmente han ocurrido casos de parejas que se han quedado pegadas o personas convertidas en pez luego de un chapuzón?

El origen de los mitos de Semana Santa

Eliana Gutiérrez García, teóloga y docente del Instituto San Carlos La Salleexplicó que estos mitos tienen su origen en las antiguas doctrinas de la Iglesia Católica, que de alguna manera apelaban al discurso del miedo:

“Todo surge a partir de la predicación de la Iglesia, se sembraba más el miedo en la gente para que entraran más en los misterios divinos y los misterios de la salvación”.

Del mismo modo, considera que tal vez no fue la mejor pedagogía porque “la gente va más a las ceremonias por miedo que por convencimiento”.

Y, ¿de dónde salió eso de que uno se queda pegado si tiene relaciones sexuales en Semana Santa?

Según la experta, este mito se remonta a la época de San Agustín de Hipona (354 d.C – 430 d.C), un hombre cristiano, pero poco convencido de su fe que emprendió un viaje en búsqueda de la verdad.

Fue así como San Agustín conoció el maniqueísmo, una doctrina religiosa caracterizada por las posiciones férreas frente a lo bueno y lo malo, con actitudes muy pudorosas sobre el cuerpo, que concibe lo sexual como un acto impuro.

Elena Gutiérrez afirma que, como sociedad, “somos herencia de la tradición de la mentalidad de San Agustín”, de ahí los mitos en torno al sexo que hay en el ámbito religioso.

Sin embargo, desde una perspectiva teológica más actual y la recta doctrina bíblica, “Dios nos crea como seres sexuales, nos bendice, nos dice: ‘Únanse, ámense’”.

No obstante, todavía es muy común que las personas consideren este tipo de actos como pecaminosos y que incluso lo confiesen con un sacerdote.

“En Semana Santa los pecados más confesados son los relacionados con la sexualidad y los placeres de la carne”, agregó Eliana Gutiérrez.

Asimismo, la experta afirma que el dualismo del bien y el mal “le quita el sentido real que debería tener la Semana Santa“.

Finalmente, se podría concluir que no se trata de tener o no relaciones sexuales o de viajar o no en estas épocas. Se trata de vivir la espiritualidad de la Semana Santa desde el interior y, por supuesto, desde las creencias que cada uno tenga.

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