¿Se imagina tener sueño durante todo el día y quedarse dormido a la mínima ocasión? Se le conoce como hipersomnia, un trastorno del sueño que se manifiesta como una somnolencia excesiva durante el día, a pesar de haber dormido lo suficiente durante la noche.
Las personas con hipersomnia pueden experimentar dificultad para mantenerse despiertas durante actividades diarias, lo que puede interferir significativamente en su vida personal, laboral y social.
En ese contexto, hay que recordar que el sueño desempeña un papel fundamental en llevar una adecuada salud y calidad de vida a lo largo de todas las etapas, es por esto que el marco de la conmemoración del Día Mundial del Sueño, este 15 de marzo, es clave recalcar la importancia de cultivar hábitos de descanso saludables, ya que estos a su vez permiten promover el bienestar físico, mental y emocional de las personas.
Entendiendo que el sueño no sólo constituye un período de descanso pasivo; es un momento vital durante el cual el cuerpo trabaja incansablemente para apoyar una función cerebral saludable y mantener la salud física en óptimas condiciones. Desde la infancia hasta la edad adulta, influye de manera significativa en el rendimiento y en la capacidad para afrontar los desafíos cotidianos.
Sin embargo, estas recomendaciones deben ir acompañadas de una rutina y hábitos saludables, es esencial crear un entorno propicio para dormir, evitar comidas pesadas antes de acostarse, limitar la exposición a pantallas, así como alejar los aparatos electrónicos y las pantallas en la habitación, mantener una rutina constante y no consumir bebidas estimulantes en exceso como café, té, chocolate, bebidas gaseosas y, por supuesto, bebidas energizantes para así promover un sueño reparador.
Trastornos más comunes del sueño
El insomnio corresponde a aquellas dificultades para conciliar o mantener el sueño, por otra parte, están las personas que padecen de hipersomnia, es decir aquellos que presentan somnolencia excesiva.
Ante la presencia de cualquiera de estos trastornos los pacientes deben implementar acciones de higiene del sueño y buscar orientación médica, ya que es importante tener una ayuda oportuna para recibir un tratamiento médico adecuado, que responda a sus necesidades, entre más rápido se trate cualquiera de estas condiciones, la posibilidad de mantenerse saludable y con mejor calidad de vida es más alta.
El 40 % de la población global padece de insomnio y el 8 % de las consultas en las clínicas del sueño corresponden a pacientes que padecen de hipersomnia.
“La privación crónica del sueño puede afectar negativamente la atención, la memoria, el estado de ánimo y la capacidad para manejar el estrés, lo que puede contribuir a problemas de salud mental como la depresión y la ansiedad”, alerta la doctora Alexandra Vega, gerente médica y de Farmacovigilancia de Genfar.
Sumado a ello, la falta de sueño puede acarrear graves consecuencias en la salud cardiovascular, el sistema inmunológico y el metabolismo, aumentando el riesgo de padecer enfermedades cardíacas, diabetes y obesidad, el estrés y la ansiedad hasta los horarios de trabajo y las distracciones tecnológicas.
Además hay variedad de factores físicos, psicológicos y sociales que pueden influir en la calidad del sueño.
“Es clave identificar y abordar estos factores, para mejorar la calidad de nuestro descanso nocturno; priorizar una higiene del sueño saludable, ya que el sueño es un componente esencial para un estilo de vida equilibrado y el cuidado en su totalidad”, concluye la especialista.
Cuánto es lo aconsejable dormir, según la edad
El sueño es vital para el crecimiento y desarrollo en niños y adolescentes. Las horas sugeridas varían, sin embargo, es crucial asegurar un tiempo adecuado de descanso para cada grupo de edad:
Bebés de 4 meses a 1 año deben dormir de 12 a 16 horas por día.
Niños de 1 a 2 años deben dormir de 11 a 14 horas por día.
Niños de 3 a 5 años deben dormir de 10 a 13 horas por día.
Niños de 6 a 12 años deben dormir de 9 a 12 horas por día.
Adolescentes de 13 a 18 años deben dormir de 8 a 10 horas por día.
En los adultos la recomendación es de 7 a 9 horas por día.
Además existen múltiples factores que pueden afectar su calidad, como los físicos, psicológicos y sociales. Es importante prestar atención a estos factores y hacer cambios en el estilo de vida para mejorar la calidad del sueño y evitar problemas de salud a largos plazo. Dentro de los factores físicos, se encuentran el dolor, temperatura, luz, ruido, alimentación; los psicológicos, más frecuentes son estrés, ansiedad, depresión y las preocupaciones; y en los sociales, están los horarios de trabajo, la presión social, las actividades sociales, los medicamentos, entre otros.