Mientras los raspachines y los campesinos cocaleros tienen sus hojas represadas en el país, la fiebre de la cocaína colombiana no para en el mundo. Las ventas de los “jíbaros” internacionales se hacen por medio de aplicaciones de mensajería instantánea como Signal, Telegram y Whatsapp. En ciudades como Londres, Berlín y París, el polvo blanco puede valer hasta 15 veces lo que cuesta en Colombia.
Al indagar en los mercados negros de la venta de drogas por internet, se encontró que hay más de 50.000 grupos a nivel mundial en Telegram que son usados para la venta de alucinógenos y analgésicos que necesitan una prescripción médica. Algunos de estos grupos procuran mostrarse como empresas formales, utilizan publicidad con imágenes y videos del Cartel de Medellín y la serie Narcos, de Netflix, como cualquier página de ventas que aplica estrategias de marketing; por ejemplo, un grupo francés se llama “Medellin Cartel 33”.
Dicho grupo distribuye drogas en el occidente de Francia. Principalmente vende cocaína proveniente de Colombia, que sale de nuestro país para Guayana, Surinam y Martinica, una isla que hasta hace poco dejo de ser una colonia, y desde allí da el gran salto al viejo continente.
Al analizar estos grupos se rastreó que, de quienes reciben sus mensajes y ofertas, el 23 % son mujeres, 44 % hombres y 13 % otros. Grupos de Islandia, Holanda, Alemania e Israel son los que tiene mayor actividad y miembros, algunos incluso alcanzar los 10 mil participantes.
La entrega es básica, se contacta a la cuenta que hace el ofrecimiento y se paga por medio de alguna cryptomoneda o en efectivo en el lugar de entrega. Lo que quiere decir, que para las bandas distribuidoras —microtraficantes— los pagos no significan la mayoría de las veces un dineral para lavar, ahora pueden estar almacenados en alguna billetera digital que no registra titularidad.
En Islandia, la cocaína colombiana y peruana con 94% de pureza la venden como “Snow Palace” (palacio de nieve, en inglés). Su precio es de 60 euros por gramo, es decir, $286.122 pesos. Mientras que en el Parque Lleras, de Medellín, ese mismo gramo cuesta $20 mil pesos.
Los comerciantes y vendedores que trabajan en el Lleras no tienen duda: los visitantes más asiduos son los isralíes. Dicen que la mayoría viene a despedir su juventud, están a pocos meses de prestar servicio militar y buscan tener una experiencia inolvidable. En su país, un gramo de cocaína vale 700 sequeles, es decir, $834.926 pesos. Equiparable con el salario mínimo.
Siguen los grupos de Holanda, aunque son más flexibles en políticas públicas por el consumo de alucinógenos, su precio no baja de los 60 euros. Justo en ese país encontramos un grupo que es distribuidor mayorista y vende 50 gramos por 1.450 euros, es decir, 7 millones de pesos aproximadamente.
Según estos grupos, la cocaína es de la mejor calidad, con valores de 93% o 94% de pureza, aunque la mayoría de venta son mezclas de las acompañan de cafeína y cuanto alucinógeno incremente su sabor amargo y efecto despertador. También ofrecen parches de fentanilo y otros opioides.
En estos grupos no solo venden cocaína, suelen ofrecer todo un catálogo completo de drogas ilegales y otras que necesitan prescripción médica. Estimulantes sexuales y relajantes los venden como si hicieran parte de un combo para la fiesta. Dos pastillas de sildenafilo (viagra) por 35 euros y 2 gramos de ketamina —relajante muscular para caballos— por 50 euros. Para la extracción de los datos y hallazgos se utilizo herramientas de social listening y OSINT.