Marco Aurelio Higuera Ardila, de 40 años, tenía un hogar y familia pero una vez conoció el mundo de las drogas, escogió vivir en las calles.
Él, como otros 447 habitantes de calle de Bucaramanga, inició su vida en la indigencia por el consumo de estupefacientes.
Sin embargo, su adicción no lo hacía una mala persona, afirman sus vecinos del sector Villa Lina, del barrio Pablón, en el Norte de Bucaramanga.
Aunque tenía un techo donde encontrar refugio, Marco prefería muchas veces dormir en los andenes, cuentan los habitantes de Villa Lina.
Y fue precisamente en la calle donde Marco encontró la desgracia.
La madrugada del martes, hacia las 4:50 a. m., apareció desplomado a tan solo dos cuadras de su casa.
Lo preocupante era que se veía herido y no respondía a los llamados.
Cuando reconocieron a Marco, dieron aviso a sus familiares. Lo cargaron a un vehículo y lo trasladaron al Hospital del Norte.
Marco presentaba una herida con arma de fuego en su glúteo izquierdo. Al parecer la bala causó un daño letal y no tuvo reparo, falleció a los minutos de haber ingresado.
¿Por qué lo mataron?
Un completo desconcierto es la muerte de Marco Higuera. Según los testimonios, no tenía enemigos y no era de los que buscaba problemas.
No hay pistas sobre su verdugo, ni muchos menos sobre los motivos del ataque que sufrió.
Lo cierto es que están aumentando los homicidios de habitantes de calle en Bucaramanga y el área metropolitana.
De las tres víctimas que se han registrado en la última semana, dos de los agresores han sido capturados y los móviles resultan ser por motivos de intolerancia o asuntos drogas.