Dicen sus conocidos que “Chucho” era rebelde y “descarriado”, desde hace muchos años terminó de ambulante en las calles por sus vicios a los juegos de azar y el alcohol.
“Chucho” ya hacía parte de la cotidianidad de los ‘garroteros’ que frecuentaban el centro, todos los días se le veía cerca a la plaza de mercado, por la calle 16 con carrera 11, o en el parque.
Aveces le ayudaba a sus hermanos a cargar bultos en la plaza o hacía mandados, y el dinero que ganaba se lo gastaba jugando billar, para comprar guarapo o un ‘cachito’ de droga.
“Chucho” nunca estuvo desamparado, Luis Romero -su padre-, siempre intentó ayudarlo y sacarlo de sus ‘adicciones’.
“Él tenía una vida muy desordenada, eso lo alejó de la familia. Su papá gastó mucha plata llevándolo a rehabilitación. Incluso hace más de 20 años, cuando ocurrió lo de la llamada ‘limpieza social’ que estaban haciendo con los habitantes de calle en Piedecuesta, lo mandó a otra ciudad para protegerlo y que no le hicieran nada”,
contó un allegado a la familia Romero.
Los hermanos de “Chucho” también veían por él, pero ya nadie lo sacaba de las calles, ese era el hogar que él escogió.
“Mi familia tenía una casa antigua de mis abuelos, él vivió un tiempo ahí con una tía pero como que no le gustó y luego volvió a la calle”, contó una sobrina.
A sus 54 años, “Chucho” ya sabía a todo lo que debía enfrentarse en esa ‘selva urbana’ donde no faltan los conflictos y los peligros inminentes. Precisamente, por defenderse de que otro habitante de calle lo robara, terminó asesinado.
“Chucho” fue apuñalado por unos pesos
“Chucho” se rebuscaba el dinero haciendo lo que le saliera, hasta cuidando carros en los parqueaderos públicos. En las noches trabajaba en uno que quedaba cerca al cementerio.
Según las versiones, el viernes, hacia las 9:40 p.m., un sujeto habría llegado a robarle las monedas que recibió como propina de los conductores. “Chucho” se opuso y forcejeó con el ladrón hasta que terminó asestándole una cuchillo en el pecho.
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Cuentan los testigos que “Chucho” caminó unas cuadras buscando ayuda, estaba malherido, a punto de desplomarse. Alcanzó a llegar hasta la zona que siempre habitó, la calle 6 con carrera 11, ahí finamente cayó exánime. La cortada le atravesó el corazón, “Chucho” no tuvo oportunidad.
La Sijin de la Policía Metropolitana de Bucaramanga acudió a realizar los actos urgentes de criminalística. Del agresor no había rastro ni pistas de su identidad. Las cámaras de seguridad de la zona solo captan el momento en que “Chucho” camina desgonzado hasta caer tendido al piso, esperan dar pronto con el asesino.
Al otro día corrió la voz de que “Chucho” había muerto, había confusión sobre los hechos, unos aseguraban que había sido en medio de una riña, otros decían que falleció a causa de una enfermedad. Cuando se confirmó lo sucedido, lamentaron el trágico final del que muchos llamaban ‘la vieja guardia’.
“Todos conocían a “Chuchito” el vieja guardia. Se la pasaba en un billar del centro o jugando bingo en el parque. Era respetuoso, servicial, con apuntes jocosos. Todo un personaje que vamos a extrañar”,
comentó un piedecuestano.