Ayer, Cristian Camilo Sánchez Torres permanecía en Medicina Legal de Bucaramanga reclamando el cuerpo de su hermano mayor para trasladarlo hasta Ocaña su tierra natal, y darle cristiana sepultura. La ‘desgracia’ tocó a su puerta el pasado 13 de febrero cuando motorizados le dispararon de manera despiadada a su ser querido, al parecer, por robarlo. Las causas sobre este crimen no han sido establecidas.
Ánderson Torres Gómez, ‘su sangre’, administraba una farmacia en Ocaña y con ese negocio forjaba su futuro. Soñaba con viajar y formar una familia. Actualmente vivía con sus padres, veía de ellos, era su compañía. Pero el destino le cambió de una forma violenta y después de luchar incansablemente durante dos meses por mantenerse en este mundo, lastimosamente perdió la batalla el jueves en la noche en un centro asistencial de Bucaramanga.
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“La ley es la que debe determinar las circunstancias, pero lo que apunta es que se trataba de un robo, porque en ese sector se está utilizando esa modalidad, los delincuentes no cruzan palabras sino que disparan a la víctima y cuando la persona está herida le quitan las cosas”, dijo Cristian.
Las autoridades estarían analizando las imágenes captadas por una cámara de seguridad de la zona para dar con los responsables.
Lo cierto fue que Ánderson quedó agonizando y fue trasladado de inmediato hasta un centro médico donde permaneció durante un mes.
Al parecer, mostraba recuperación por lo que fue trasladado hasta el 19 de marzo hasta la ‘Ciudad Bonita’ para comenzar algunas terapias. Fue así como acudió a una clínica de recuperación y cuando sus familiares ya cantaban ‘victoria’ por su evolución, su salud de repente comenzó a decaer hasta que nada se pudo hacer y murió.
Sus familiares recuerdan a Ánderson como una personas echada pa’ lante, responsable. “Tenía buenos valores, no se metía con nadie y soñaba con montar su propia droguería terminar de construir su casa”.
