Jhersy Carolina Pérez alias ‘La Gorda’, una mujer estratega y buena para los números, se encargó de liderar el modus operandi por lo que se convirtió en la cabecilla principal. El siguiente al mando era Alonso Corredor alias ‘Paparo’, un reconocido delincuente sindicado de perpetrar varios delitos y atentados en el municipio ‘garrotero’.
‘Paparo’ buscó las zonas donde comercializar. El muy astuto sabía que era mejor no vender en sus casas porque si la Policía realizaba algún operativo de allanamiento, el inmueble pasaría a proceso de extinción de dominio.
Así que iniciaron vendiendo en un potrero aislado del barrio Colinas y en las calles.
El siguiente paso era buscar proveedores. Según pudo conocer Q’hubo, la droga les llegaba directamente del departamento del Cauca. Compraban cocaína, marihuana, perico y bazuco en grandes cantidades.
Alias ‘Nathaly’ fungía como la surtidora, ella dosificaba las dosis y armaba los ‘baretos. Alias ‘Maicol’ era el administrador de la banda, él debía inspeccionar el negocio.
Y en el último eslabón estaban los expendedores; eran alias ‘Patacón’, alias ‘Yovany’, alias ‘Bambam’ y alias ‘Mao’.
La droga se vendía como ‘pan caliente’ y el grupo criminal fue expandiendo cada vez más su red de microtráfico. Ya no solo vendían en Colina Campestre, también en Cabecera del Llano, Divino Niño, San Carlos, Molinos y en la vereda Barro Blanco.
Así fue como se dieron a conocer como los de ‘La Colina’ y ganaron la reputación criminal que llevó a que la Sijin de la Policía Metropolitana de Bucaramanga iniciara una exhaustiva investigación para desmantelarlos.
Más de 181 actividades judiciales realizaron los agentes en un trabajo articulado con la Fiscalía. Por medio de recolección de información, interceptación de teléfonos y sobre todo, agentes encubiertos, sirvieron para que su actuar criminal quedara al descubierto.
Vendían por redes sociales
Los principales clientes de ‘La Colina’ eran jóvenes entre los 16 y 25 años, en promedio. Así que su oferta de droga la hicieron a través de las redes sociales o incluso, por medio de llamadas. Acordaban la entrega luego de que les enviaban el comprobante de pago que debían realizar a través de Nequi.
Con todas las pruebas en su contra, la Sijin realizó varios allanamientos y logró capturar a todo el clan. Deberán responder por cerca de 25 procesos investigativos judiciales que tienen en su contra.