Sin duda, el temperamento tranquilo marcó la vida José de Jesús Rojas Rodríguez, de 64 años, quien falleció cerca de un centro clínico de Floridablanca. Un paro cardíaco fulminante lo dejó tendido en el pavimento, muy cerca de su ‘carrito’ amarillo.
Era taxista y todos los días frecuentaba los alrededores del complejo médico.
Allí lo veían siempre estacionado con todos sus ‘colegas’: los taxistas. No le podía faltar su gorra.
“Nos echábamos pito y él saludaba. Era muy formal y nunca tuvo problemas con nadie. Tampoco era grosero, porque uno a veces en el trabajo se estresa. Era sonriente y muy calmado. Así lo vamos a recordar”, manifestó uno de sus compañeros.
Un triste deceso
José de Jesús habría llegado a parquear su carro de placas XVV-111, pero varios notaron que lo aquejaban algunos males.
Se bajó, se puso la mano en el pecho y se desplomó. Sus amigos de oficio corrieron para auxiliarlo, pero su destino estaba escrito. Murió sin pronunciar palabra.
A las 10:00 de la mañana, el tráfico se paralizó. La voz entre los del poder ‘amarillo’ comenzó a correr. Pedían que informaran a la familia.
“Fue un hecho lamentable, muy triste, pero cuando le llega la hora a uno, no hay nada que hacer”, manifestó uno de sus compañeros.
Luego llegó su esposa y tres hijos quienes no lo abandonaron. Lo taparon con una sombrilla para protegerlo del sol, lo acariciaron y le hablaban dulcemente.
Esperaban a que las autoridades llegaran para realizar el levantamiento pues al tratarse de una muerte natural, no violenta, le correspondería a las autoridades municipales como la Secretaría de Salud.
Al cierre de esta edición, el cuerpo permanecía en el lugar y los taxistas programaban una caravana para exigir celeridad en el procedimiento, que llevaba más de 6 horas. Paz en la tumba de José.