El dolor de la familia Rosales Sanabria es infinito. Yuliana, la mayor de las hijas, fue asesinada de una manera infame por un sujeto que la pretendía desde hacía meses. Ayer desconsolados, recorrían las calles de Lebrija recolectando dinero para darle cristiana sepultura.
El luto y la indignación también se siente en el municipio ‘piñero’ por el crimen ocurrido en la vereda San Gabriel, a media hora del sector urbano.
Hasta allí llegó ‘Eduardo’ a arrebatarle la vida a Yuliana, de 21 años, de un balazo en la cabeza; todo porque no lo habría aceptado en una relación.
Eran las 6:35 de la tarde cuando ‘Eduardo’ llegó a visitarla hasta su humilde vivienda. No era la primera vez que lo veían en los alrededores, pues desde hacía dos meses comenzó a cortejarla con regalos y otros detalles. Para los allegados de Yuliana ya era conocido; sin embargo, poco se iban a imaginar que detrás de esa cara de ‘hombre enamorado’ estaba la persona que iba a quitarles a su ser querido.
Según se conoció, Yuliana salió y se sentó con él en una banquita al frente de su casa. Su padre y hermana estaban adentro. No había pasado mucho tiempo cuando se escuchó la ‘desgracia’. La detonación de un arma de fuego los angustió a todos. Cuando salieron la hallaron en el piso con un impacto de bala en la frente. No tenía signos vitales.
Llenos de impotencia, tristeza y rabia reportaron el hecho ante las autoridades. Del sujeto no encontraron ni el rastro. Habría huido a bordo de una motocicleta que después habría dejado abandonada en la finca donde trabajaba desde hacía cinco meses.
Ella no lo aceptaba
‘Eduardo’ habría llegado a la vida de los Rosales Sanabria días después de comenzar a trabajar como obrero en un finca cerca de la vereda San Gabriel.
Conoció a Yuliana y desde ese momento no la ‘despintó’. Su intención, al parecer, era tener una relación seria con ella al punto que le propuso irse a vivir juntos, pero la joven se negó.
“Ella le hablaba, pero no le ponía atención a sus pretensiones. Siempre le decía que no”, manifestó un allegado, quien aseguró que espera que se haga justicia.
Mauricio Rosales, papá de Yuliana, con el corazón destrozado visitaba ayer a los vecinos y les pedía la colaboración económica para costear las honras fúnebres antes de ir a Medicina Legal a reclamar el cuerpo. “Yuliana era una niña muy alegre, bonita y extrovertida”, expresó un familiar.
Era oriunda de Rionegro y se ganaba la vida como auxiliar de cocina en restaurantes o en trabajos similares. De ‘Eduardo’ poco se sabe, pues al parecer habría llegado con mentiras a conquistar a Yuliana. “Él debe pagar por lo que hizo, esto no se puede quedar así”, comentó un amigo.
Las autoridades ya tienen las características del sujeto y realizan operativos con el fin de capturarlo para que responda ante la justicia por este vil crimen.
