Aldemar Suárez Correa no llevaba mucho tiempo viviendo en el barrio El Tejar, Norte de Bucaramanga, por eso los vecinos sabían poco de su carácter.
Sí sabían que tenía 39 años, que era oriundo de San Alberto, Cesar, que su lucha diaria trabajando en la Clínica Foscal, en el área de servicios generales, estaba inspirada en sus dos hijos, pero de su carácter nada. No hablaba mucho, era de contadas relaciones o charlas y vivía solo en un cuarto.
“Llevaba poquito ahí en la casa de la carrera 7 con calle 15N. Lo veíamos pasar por las calles pero no hablaba con nadie”, comentó un habitante del Tejar.
Tragedia en la habitación
Aún así, quienes sí les extrañó que no saliera de la habitación fue a los inquilinos de la vivienda donde residía. Se quedó ahí todo el día, no fue a trabajar… No iría ya jamás.
Preocupados porque estuviese enfermo o algo le hubiese ocurrido, el miércoles hacia las 5:00 de la tarde, cuando ingresaron a su habitación y lo encontraron exánime, tendido boca arriba.
Aterrados dieron aviso a las autoridades. Cuando los agentes del CTI inspeccionaron su cadáver en búsqueda de algún indicio de su deceso percibieron que no registraba signos de violencia. Habría ingerido veneno pero solo el dictamen forense dirá cuál fue la causa de su muerte.
Se había separado
Un amigo de Roy, consternado por la noticia, comentó que Roy “se deprimía en ocasiones por las necesidades y porque se había terminado su relación sentimental.
“Pero un amigo que hace dos días hablo con él me dijo que lo vio motivado, que estaba arreglando las cosas con la mujer y que estaba feliz de haber conseguido empleo”. ¿No era cierto?