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Líder se siente amenazado en el norte de Bucaramanga

Debido a la tensa situación ha puesto su caso en conocimiento de las autoridades y asegura que el respaldo no ha sido total
Jaime Andrés ha recibido amenazas por parte de grupos delincuenciales que se disputan el territorio por las drogas.

Las amenazas de muerte que recibe de manera constante Jaime Andrés Arias, por trabajar en pro de la jóvenes de norte de Bucaramanga, no han frenado sus ganas de seguir con esta labor altruista. Quiere alejarlos del vicio y de las ‘malas amistades’.
Sin embargo, llegar a este sector vulnerable se hace cada vez más difícil, pues las advertencias de los grupos delincuenciales que se disputan el control de los territorios son más intimidantes y teme por su vida. Sienten que les está dañando el ‘negocio’.
“Los primeros días de febrero cuando organicé una entrega de útiles escolares a los niños, llegaron dos sujetos en moto y me mostraron un arma de fuego. Me llamaron a parte y me dijeron que no querían las advertencias pasaran a los hechos, porque ellos estaban perdiendo a los muchachos. Tres de los que vendían droga están en la fundación y se reintegran a la sociedad”, narró el creador de la Fundación Jaime Andrés.
Debido a la tensa situación ha puesto su caso en conocimiento de las autoridades y asegura que el respaldo no ha sido total. “Cuando vamos a hacer actividades pedimos el acompañamiento de los policías, pero solo van 5 minutos y se van. Las denuncias que he puesto en Fiscalía no han producido ningún efecto pues siempre son contra desconocidos”, denunció Jaime Andrés.
“Nadie podrá cambiar mi labor social, que aun exponiendo mi vida seguiré luchando por cambiar el pensamiento de muchos jóvenes de mi ciudad”.

Su historia
Jaime Andrés Arias, es desmovilizado de las Auc. Lleva 5 años trabajando con la fundación.
Se entregó en 2010 a la justicia y estuvo detenido durante 8 años 1 mes y 17 días. Cuando salí me puse al frente de la fundación, “donde trabajamos solo amigos que creemos que juntos podemos cambiar la vida de muchos niños”.
Está vinculado a la Unidad Nacional de Protección, tiene chaleco antibalas y un dispositivo móvil de emergencia. Pero esto no es suficiente, pues asegura que llegar a la comuna 1 y 2 es una verdadera osadía. Requiere acompañamiento para poder desarrollar su trabajo en paz. “Me volví la piedra en el zapato de las bandas organizadas ya que muchos jóvenes están cambiando y han abandonado sus vida de delincuentes y consumidores”, comentó Arias.

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