Su cuerpo cayó sobre el asfalto, en todo el centro del carril, luego de salir disparado por los aires a lo largo de varios metros, hacia las 10:40 de la mañana.
Acababa de chocar en su vehículo de dos ruedas contra una de las barandas que sirven como separador, en un devastador accidente en el que nadie más habría participado, según se cree.
Entre las hipótesis que se analizan, se especula que el conductor iría con exceso de velocidad y que pudo haber sufrido un microsueño, lo que le habría hecho perder el control y golpear.
A pesar de que su Yamaha FZ150 de color blanco quedó anclada en la estructura de metal, su humanidad fue impulsada más allá para ‘aterrizar’ en la eternidad.
Quedó bocarriba bajo el intenso sol de aquella hora, sin signos vitales de inmediato, e incluso la fuerza y la velocidad del golpe lo dejaron sin un zapato.
Tras el reporte del siniestro vial el cadáver fue cubierto con una tela por respeto, hasta que las autoridades arribaron para realizar los actos urgentes, como la inspección y el levantamiento.
Pero al parecer la víctima no llevaba documentos de identidad consigo, por lo cual no se pudo establecer en el momento cuál era su nombre, su edad o su origen… solo quedó la certeza de que había ‘partido’.
