Cansados de los supuestos maltratos, la mala alimentación y los ‘castigos’, varios internos de un centro de rehabilitación cristiano de Bucaramanga se ‘armaron’ para pedir ‘auxilio’ y manifestar su descontento ante tantas ‘irregularidades’
Ocurrió cuando funcionarios de la Alcaldía, Defensoría del Pueblo y otros organismos de control llegaron a la calle 41 entre carreras 15 y 16 para verificar las condiciones de la institución teniendo en cuenta las denuncias recibidas por familiares y personas recluidas en estos estos lugares.
“Estos operativos se adelantan a raíz de lo ocurrido hace un mes en Bethel, porque comenzaron a recibir denuncias de tortura”, manifestó la secretaria de la Interior, Melisa Franco.
Hubo tensión en el lugar, los internos clamaban ‘libertad’ y la Policía tuvo que intervenir. Con palos y tablas se defendieron en medio la ‘toma de control’. Un trabajador de la fundación resultó herido. Descargaron su furia contra él. Recibió varios golpes en la cabeza.
Al retornar la tranquilidad, la mayoría de las personas allí recluidas, salió sin mirar atrás. Los abrazos con sus compañeros, gritos de ‘libertad’ y hasta las lágrimas reflejaron la alegría que sintieron de volver a sus hogares. Por lo menos eso aseguraron.
“En este lugar no hay buenas condiciones, hay muchas mentiras yo le pedía a Dios que me sacara, porque muchas de nuestras familias estaban engañadas. La comida es mala, nos golpeaban mucho. Cuando nos castigaban nos mojaban y nos hacían dormir en el piso. Nos pegaban cachetadas o con un bate. Nos esposaban al catre.
“En la placa hay una sala de castigo y nos dejaban durmiendo ahí”, narró Kevin Sierra, de 22 años, quien llevaba 4 meses internado.
Sobre el motín, aseguró que ‘aprovecharon’ la visita de las autoridades para hacer la revuelta y comenzamos a pegarle a todo. “Le dieron al que peor nos trataba. Él no nos dejaba expresarnos”.
Carlos Navarro, quien llevaba 6 meses denunció “que había maltrato y que ese lugar no era una fundación. Hasta nos esposaban”.
“No se lastima a nadie”
David Jiménez Giraldo, consejero terapéutico de la fundación aseguró que los testimonios sobre la ‘disciplina agresiva’ que denuncian los internos es falsa y que cuando “se esposan es porque se salen de control, porque se vuelven peligrosos y se combina con algún medicamento para que la persona se calme. Es un día o dos mientras se estabilizan.
“Aquí no se lastima a nadie, si se portan mal, se les manda a hacer aseo y no les gusta. Los que gritaban libertad, en sus caras uno se da cuenta que van directo a la olla”.
Irregularidades
Melisa Franco, secretaria del Interior, aseguró que el lugar no cuenta con condiciones higiénico sanitarias y que tampoco tiene uso de suelo. “Había más de 80 personas y 10 menores de edad que fueron trasladadas a la Comisaría de Familia. Encontramos sustancias que utilizaban para dormirlos. Todos los elementos serán aportados a la Fiscalía para que investigue”.
Algunos representantes de la fundación aseguraron que durante el procedimiento, las cámaras fueron tapadas por personas ajenas al establecimiento. Esta situación fue puesta en conocimiento de la funcionaria para que se adelanten las investigaciones del caso.