La familia de Abraham Josué Chía Robles sigue sumida en su dolor. Quiere que su muerte no quede en el olvido y que lugares como el centro de rehabilitación de la carrera 21 con 41, donde fue asesinado su ser querido, cierren sus puertas para siempre.
Luego de cumplir las honras fúnebres, su madre y uno de sus hermanos mayores, viajaron de nuevo a Bucaramanga para adelantar las diligencias necesarias para denunciar todas las irregularidades encontradas en este lugar.
“La familia quería que se recuperara porque ya estaba en condición de calle, pero encontró la muerte. La fundación fue recomendada y por eso mi madre decidió enviarlo allí. Ellos vivían en Bogotá, pero él se había volado y estaba otra vez en Cúcuta. Estaba muy mal”, manifestó Andrés Suárez, su hermano.
“Es importante que el Estado establezca leyes con lineamientos de la salud mental. Que asuma, no terceros ni privados. Ese centro debe responder por la forma tosca y absurda como tratan a las personas. No puede ser que en un cuarto de reflexión no haya vigilancia”.
Entre las irregularidades halladas por la Alcaldía está: hacinamiento, señalamientos sobre presuntos tratos crueles, inhumanos y degradantes a los internos, Incumplimiento de las condiciones higiénico-sanitarias.
Yorgui Fabián Figueredo Mosquera y Josué Manuel Niño Medina, sindicados por este homicidio fueron enviados a la cárcel.
Abraham Josué Chía Robles tenía un hermano mellizo y el viernes cumplirían 28 años.
