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La vida de Daniel Rojas se ‘detuvo’ en un trágico accidente en Santander

Un día después de cumplir los 26 años, Daniel Fernando Rojas Peña perdió la vida luego de chocar en su moto contra una volqueta en la vía Zapatoca-Bucaramanga.

Hacia las 12:20 del mediodía, sobre la vía Zapatoca-Bucaramanga en el tramo de La Ceiba, pasando el puente del Diablo, Daniel habría chocado contra una volqueta cuando se movilizaba en su motocicleta Honda color verde de placa ZKJ-87D.


El ‘golpazo’ lo hizo ‘volar’ varios metros hasta caer en una cerca al lado de la carretera.


Estaba muy malherido. Algunos pobladores que se percataron de lo sucedido corrieron en su auxilio.


-¡‘Quédese tranquilo papá’! le decían cuando intentaba moverse. Trataba de decirles algo pero su boca sangraba, cada respiro le costaba.


Aquellas almas piadosas que lo rodearon hicieron de todo por ayudarlo, hasta con una cobija lo protegieron del sol mientras llegaba la ambulancia e incluso dieron aviso por las redes sociales para dar con los familiares de Daniel y comunicarles el funesto hecho.

Luego lo trasladaron hasta la Clínica de Girón donde por más esfuerzos que hicieron los médicos para que sobreviviera, los traumas que sufrió no dieron oportunidad.

No hay consuelo


La noticia devastó a la familia Rojas Peña. Daniel era el único varón y el menor de dos hijos.
Nació en Bucaramanga, pero vivía con su familia en Zapatoca.


Estudió en el Sena un curso de retroexcavadora porque quería seguirle el ‘paso’ a su papá, Daniel Rojas quien era el operario de la motoniveladora del pueblo ‘del clima de seda’.

“Pepino”, como le decían de cariño, era hincha fiel del Atlético Nacional y un apasionado de las motos.
Conducía desde los 18 años; siempre estaba pendiente del buen estado de su máquina y era muy precavido en las vías.


Por eso sus familiares están seguros que no fue por falta de pericia o alguna falla mecánica que sufrió el siniestro que acabó con su vida.

Después de celebrar un año más de su existencia, sus familiares hoy lloran su súbita muerte.
Zapatoca se tiñó de luto. A don Daniel Rojas, conocido y estimado en todo el pueblo por su labor así como su hijo, le admiraban a su ‘pupilo’.


Ahora solo quedará el recuerdo de un soñador, un gran amigo, buen hermano y primo.
Alguien tuvo que ver, la existencia de Daniel no se puede perder de esa manera, sin que les aclaren a quienes lo amaron por qué terminó de esa manera, qué sucedio para que se fuera tan pronto a la ‘sombra del Señor’.

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