Al mando de la banda estaba una mujer quien trabajaba junto con funcionarios de Tránsito para borrar el historial en el Runt de automóviles que tuvieran embargos o fueran hurtados. Luego los rematriculaban para que figuraran «limpios» de líos legales.
Así procedían a venderlos a buen precio, estafando a las personas inocentes que les compraban.
Operaban varios municipios de Santander, Norte de Santander y en el César. Luego de un exhaustivo operativo la Policía de Santander logró capturarlos.