Acudiendo a los amigos, vecinos, autoridades de Girón y a los buenos corazones en redes sociales, los familiares de Iván Leonardo Ardila Caballero han tratado de reunir la cifra de 23 millones de pesos para traer su cuerpo y realizar el sepelio en Colombia.
Iván Leonardo de 32 años de edad y Camilo Andrés Campos Ramírez de 31 años fueron los dos migrantes santandereanos que murieron arrollados por vehículos ‘fantasmas’ en México.
Sus muertes ocurrieron el pasado sábado 24 de febrero a las 11 de la noche cuando caminaban en la costa del Estado de Chiapas, entre las poblaciones de Tonalá y Arriaga.
Cristina Ardila, la hermana de Iván Leonardo, ha liderado la recolección del dinero y reunir, en una tarea casi titánica, la millonaria suma para brindarle el sepelio de cuerpo presente.
“Necesitamos regresar a mi hermano a casa. Tenemos una meta económica que nos pide una funeraria en México. Debemos aportar hoy jueves (29 de febrero) la mitad del dinero y el lunes (4 de marzo) terminar de pagar el saldo que queda. Al otro muchacho, a Camilo Andrés lo van a cremar y traer las cenizas”, indicó Cristina.
Sin pistas de los vehículos ‘fantasmas’
Iván Leonardo y Camilo Andrés Campos caminaban en la costa del Estado de Chiapas, entre las poblaciones de Tonalá y Arriaga, el pasado sábado 24 de febrero a las 11 de la noche.
Cristina Ardila, hermana de Iván Leonardo, le manifestó a Vanguardia que existe la posibilidad de que no fuera uno sino dos los vehículos involucrados en el accidente donde ellos perdieron la vida.
“Sabemos que fue un carro ‘fantasma’, lo que le dijeron a mi mamá fue que primero atropellaron a Camilo Andrés y mi hermano se fue a ayudarlo para sacarlo del camino y también lo embistieron a él. Al parecer, fueron dos vehículos”, dijo Cristina.
Los dos iniciaron un viaje a inicios del mes de enero de 2024 desde el barrio Riveras del Río en Girón, Santander, en búsqueda del ‘sueño americano’. Pasaron el Tapón del Darién y hace 20 días habían llegado a territorio mexicano.
Iván Leonardo era soltero sin hijos y laboraba en Girón en ornamentación y construcción. Su compañero de viaje y sueños, Camilo Andrés, se dedicaba al trabajo informal. Buscaba mejores oportunidades en suelo norteamericano.
“La última vez que hablé con él me dijo que estaban en México, que estaban trabajando en lo que saliera para poder seguir con la caminata. Migración los devolvió 120 kilómetros, les dieron un permiso para transitar, la idea era llegar el domingo al Distrito Federal”, contó la hermana.