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“No pude sacarlos del río…”: Trágico relato de testigo de la desaparición de dos niños de Santander en Estados Unidos

Yiini Paola Galán Herazo, de 23 años, salió de su vivienda en el barrio Ciudadela Nuevo Girón, Girón, con una maleta llena de anhelos y sueños de empezar una nueva vida con sus dos hijos, de 4 y 6 años, en Estados Unidos.

En un refugio para migrantes en la ciudad New York, Estados Unidos, permanece Yiini Paola Galán Herazo, de 23 años, a la espera de alguna noticia e información sobre el paradero de sus dos hijos: una niña de 4 años y un niño de 6 años, quienes fueron arrastrados por las aguas del río Bravo, en la frontera con México. Cerca de cuatro meses atrás los tres salían de la Ciudadela Nuevo Girón con rumbo a Estados Unidos. Aunque tenían temor de la travesía, nadie pensó este trágico final.

Vanguardia dialogó con Alexánder Enrique Sánchez Piña, un migrante venezolano, quien desde hace cuatro meses conoció a la joven madre de Santander y sus hijos cuando iniciaban esta dolorosa travesía en el puerto de Necoclí, Antioquia. Él también salvó a la mujer de terminar ahogado en las aguas del río Bravo.

Alexánder Enrique Sánchez Piña habló por teléfono desde un refugio para migrantes en New York, Estados Unidos. Al lado tiene a Yiini Paola Galán Herazo. Dicen que ella acaba de hablar con un sacerdote, pero no quiere hablar. De hecho, no desea volver a contar una y otra vez la historia de cómo perdió a sus hijos.

«Ella no quiere hablar…», asegura Alexánder. El tono de su voz refleja el dolor que no se detiene desde hace varias semanas para esta santandereana, que busca una paz en medio del infierno de la incertidumbre sobre el paradero de sus hijos.

Alexánder Enrique aseguró que conoció a Yiini Paola Galán Herazo en Necoclí, en los primeros días de agosto pasado.

«Íbamos para la selva del Darién. Yo la ayudé siempre. Teníamos más de cuatro meses de viaje. A los niños nunca les faltó un plato de comida, siempre no la rebuscábamos”, dijo el hombre también destrozado por el infortunio.

Luego de meses de travesía por países de Centroamérica, en la mañana del pasado sábado 11 de noviembre, la joven de 23 años y sus dos pequeños hijos llegaron hasta el río Bravo, a su paso por la ciudad de Piedras Negras, estado Coahuila, en el norte de México, junto con un grupo de migrantes de varias nacionalidades.

Debían cruzar el río y llegar hasta la ciudad Eagle Pass, Texas, Estados Unidos. Su ansiada meta estaba cerca. Lo que ella descubriría es que en ese punto se separaría de sus hijos.

“Los niños estaban mentalizados que iban a cruzar el río. Estaban contentos porque pensaban que al otro día iban a estar jugando con nieve (…) Pero, todo cambió de un momento a otro. Todo se vuelve tan doloroso”, recordó Alexánder con voz débil.

El viajero aseguró que esa mañana el caudal del río estaba alto, pero aún así se podía cruzar con algo de cautela.

“No pude sacar a los niños del río...”: Trágico relato de testigo de la desaparición de dos menores de edad de Santander en la frontera con EE.UU.

“Eran como las 7:40 de la mañana. Nos metimos al río y detrás de Yiini Paola venía otro colombiano. Al tipo el río lo empujó. Él se desesperó tanto que la agarró fuerte. Ella iba con el niño alzado en brazos. Ese movimiento la tumbó. Allí es cuando se me vinieron encima los tres (madre e hijo y el otro hombre) Me hunden también. Yo llevaba alzada a la niña”, relató Alexánder.

El hombre aseguró que lo primero que hizo fue intentar sacar a la niña del agua, pero no pudo. Narra el desespero. Sólo pudo sacar a flote a la madre.

“Del desespero de los demás me empujan a mí y en la reacción sólo pude sacar a Yiini Paola. Luché, pero no pude sacarlos a ellos (niños). Yiini Paola tomó mucha agua. Yo caí inconsciente”, manifestó.

Ya del otro lado, en suelo norteamericano, los migrantes pidieron ayuda a las autoridades, pero afirmaron que poco o nada hicieron para adelantar una búsqueda inmediata de los niños.

“Cruzamos los alambres. Nos entregamos a migración y nos hicieron un proceso rápido, que nos iban a dar información. Al otro día (domingo), como a la 1:00 p.m., nos soltaron y estábamos libres”, agregó Alexánder Enrique.

Tanto el ciudadano venezolano como Yiini Paola insistieron a las autoridades que buscaran a los niños y que no se iban a ir hasta que los encontraran, pero, según ellos, no les dieron más opciones que subirse a un bus e ir hasta un refugio en New York.

“Nos dijeron que siguiéramos, que nosotros retrasábamos los procesos de los demás, que en el refugio no darían información y que si los niños aparecía vivos los llevaban allá, si no los repatriaban para Colombia”, aportó el testigo.

Finalmente viajaron 36 horas hasta el refugio en la ‘Gran Manzana’. Desde entonces Galán Herazo está a la espera de alguna información acerca de sus hijos por parte de las autoridades norteamericanas y bajo acompañamiento de otros migrantes ilegales.

“Yo no la voy a dejar sola hasta que no salga de esto. Ella está destrozada, necesita mucho apoyo. Yo me apegué también mucho a los niños durante todo este viaje”, concluyó Sánchez Piña, de 28 años.

“Se dejó convencer de una amiga”

Yulitza Galán Herazo, hermana mayor de Yiini Paola y tía de los menores desaparecidos, desde el municipio de Girón, Santander, clama también por ayuda para encontrar a sus sobrinos.

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“El niño yo le digo mi terremoto, es muy inquieto. Le gusta mucho colorear y aquí estaba haciendo grado transición en el colegio Fe y Alegría de Nuevo Girón. La niña es toda tierna, risueña, apegada a su mamá. Dios quiera podamos encontrarlos o saber qué pasó con ellos”, dice la tía a Vanguardia.

La mujer agregó que su hermana decidió emprender el viaje ante las promesas hechas por una amiga de encontrar una mejor vida en Estados Unidos, sumado a la escasez económica y a problemas que sostenía con la familia del padre de los niños.

“Mi hermana se fue en busca de una mejor oportunidad, darle un mejor futuro a sus hijos. Querían conseguir su casa y aquí se sentía humillada. Yo le dije que la lucháramos, pero se dejó convencer de una mujer que luego, durante la travesía, la dejó tirada”, agregó Yulitza.

Yiini Paola era oriunda de San Onofre, en el departamento de Sucre, pero desde hace 13 años había llegado a vivir a la Ciudadela Nuevo Girón, en Girón, junto a su hermana mayor y demás familiares.

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Antes de emprender su viaje la joven de 23 años se la rebuscaba trabajando en restaurantes.

“Yo les diría a las personas que no arriesguen la vida por lograr un sueño americano, que muchas veces no se puede y saber que no todo eso es color de rosa. Debemos pensar antes en nuestras familias”, concluyó Yulitza Galán.

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