La víctima de un presunto caso de robo con escopolamina fue identificada como Nelson Javier Basto Gómez, de 47 años, quien reside con su esposa, Elizabeth Guevara, en el municipio de Piedecuesta.
El pasado lunes 4 de septiembre, mientras salía a trabajar a una reconocida empresa avícola ubicada en el sector de Chimitá, entre Centroabastos y el Café Madrid, un desconocido, presuntamente, le suministró la escopolamina.
“Él salió después de las dos de la tarde de la casa acá en Piedecuesta. Tomó el bus que lo lleva hasta su trabajo. Pero desde ese lunes no supimos nada más de él”, señaló Elizabeth, la esposa.
Con fotos en redes sociales y carteles que pegaron en postes de Piedecuesta iniciaron la búsqueda. Recibieron la llamada de una persona que lo había visto caminar, desorientado, por el sector del Café Madrid al norte de Bucaramanga.
“Una persona que lo vio y lo reconoció le dijo que lo andaban buscando, pero que él no respondía y que seguía caminando. Nosotros fuimos hasta el barrio, pero no lo encontramos”, contó la esposa.
El miércoles a las 4:00 de la mañana apareció en el parque de Piedecuesta. Al parecer en medio del estado de indefensión recordó dónde quedaba su casa, caminó desde el Café Madrid hasta el municipio ‘Garrotero’.
“Lo llevamos a la Clínica Villa de San Carlos y, efectivamente, le habían dado una sustancia alucinógena, no sabía quién era. Aunque ayer (jueves) le dieron de alta, sigue muy mareado y sólo recuerda algunas cosas”.
Entre las cosas que recuerda y le ha comentado a su esposa, es que fue una mujer la que en el bus se le acercó, pero de ahí en adelante perdió la memoria. Como también perdió su celular, un dinero que llevaba en la billetera, sus documentos y el anillo de matrimonio.
“Lo material se recupera, gracias a Dios ya está en casa, pero las autoridades deberían investigar qué está pasando con estos casos de escopolamina, no es el primero que se denuncia en la ciudad. Ahora sigue en reposo y de a poco en poco se irá acordando de lo que le pasó”, finalizó Elizabeth.
Los efectos de la escopolamina
Según los expertos en medicina, la escopolamina es conocida como la droga de la sumisión. Si a alguien se le administra puede quedar en estado de indefensión y esto es aprovechado para cometer delitos como hurto, abusos y violaciones.
Es frecuente que esta sustancia se mezcle con benzodiacepina, un medicamento que se usa en medicina para relajar, producir sueño, aliviar el dolor por espasmos musculares o para calmar una crisis de ansiedad. Esto lo hacen para que la víctima ceda más fácil en las órdenes y quede a voluntad del otro.
La forma en la que el victimario suministra la sustancia puede ser vía oral, inhalada o inyectada. Existe otra forma que es por el contacto de la sustancia con la piel, sin embargo, para esto se requerirían dosis muy altas.
Los síntomas iniciales son mareos, visión borrosa, pupilas dilatadas, agitación psicomotriz o sensación de desorientación y solo sale del cuerpo 48 a 72 horas después.
La escopolamina puede despertar ciertos trastornos y enfermedades si la víctima tiene una predisposición. Por ejemplo, el paciente puede desarrollar un cuadro psicótico o a largo plazo trastornos de ansiedad, depresión o incluso esquizofrenia. También pueden quedar con problemas de memoria, cardiovasculares, tener alteraciones metabólicas y renales. Sin embargo, depende de la salud del paciente, la cantidad de la sustancia que le han suministrado y otros factores.
La recomendación si se encuentra a una persona en estado de indefensión, es asegurarlo en un sitio tranquilo y estar alerta de sus síntomas.
Si presenta conductas de desorientación o alteración, se debe llevar a la sala de urgencias del hospital más cercano, para que la persona reciba un tratamiento adecuado. El procedimiento más común es el lavado gástrico cuando la sustancia es suministrada por vía oral y el tratamiento con otros fármacos para evitar complicaciones.
