Nahiyibeth Anais Silva González, de nacionalidad venezolana y Yasseny Karina Urdaneta Fernández, colombiana, habrían sido ‘sentenciadas’ -al parecer- por diferencias con compañeras.
Al despuntar el día se subieron en un taxi que las llevaría a casa. Ellas pensaban en el descanso quizá, mientras el taxista, Julián Alexander Serrano, en que cuadraría la tarifa con el ‘viaje’ a aquel municipio del área metropolitana.
Sin embargo, los asesinos habrían de seguirlas desde que abordaron en la carrera 33, cerca a la Plaza Guarín de
Bucaramanga.
Cuando llegaban al retorno de La Españolita, dos sujetos a bordo de una motocicleta se aproximaron por el flanco
derecho del vehículo. El parrillero desenfundó su arma y los atacó a todos, sin contemplación.
El conductor, quizá al sentir el fogonazo que también lo tocaba, orilló. Yasseny Karina Urdaneta Fernández, murió casi de inmediato. La otra sobrevivía…
Quienes iban por la autopista así como algunos pobladores de la zona corrieron a ver si podían hacer algo, pero tuvieron que esperar a que llegaran los profesionales de la salud y la Policía. Los paramédicos confirmaron que Karina no tenía signos vitales, recibió tiros en la cabeza, brazo y abdomen.
Ella y Julián Alexander Serrano, conductor del “amarillo” quedaron mal heridos. Fueron trasladados al HIC de Piedecuesta, donde ingresaron de inmediato a cirugía. Horas más tarde, las autoridades confirmaron que Serrano, de 35 años, no resistió la intervención quirúrgica y falleció.
Mientras, allá en la autopista, la Sijin de la Policía realizaba de manera acuciosa el levantamiento del cuerpo de Yasseny Karina.
Los trabajadores de ese sector que apenas llegaban a cumplir sus labores quedaron horrorizados cuando se enteraron de lo sucedido.
“Yo vivo aquí cerca y escuché la ‘tanda’ de plomo, fueron como 10 disparos pero no me atreví a salir, me vine más tarde”, contó un empleado de una ferretería.
Asesinatos, venganzas, riñas y disputas causan terror entre los ‘garroteros’.