Juan Agustín Velandia Tirado, un agricultor de 41 años, nació con una lesión en las cuerdas vocales, era mudo, pero esto no era problema para buscar otras formas de comunicación y salir adelante en sus labores cotidianas. Incluso era administrador de una finca.
‘El Mudo’ como lo conocían sus seres queridos y los habitantes en la zona rural, laboraba en la finca de su abuela en el municipio de La Paz, Santander. Era el encargado de cuidar los cultivos de productos como yuca, maíz, plátano, entre otros, y de alimentar el ganado.
“Era un muchacho muy trabajador, muy activo. No tuvo hijos, aunque era mudo sí escuchaba y era la mano derecha en nuestras labores del campo. Siempre colaborador y dispuesto a salir adelante en las labores agrícolas”, señaló un tío.
El fin de semana, junto a su tío y un amigo más de la familia se fueron a hacer un mercado al casco urbano de la población y después regresar a la finca donde residían.
Era una actividad que la hacían de manera periódica, en especial los días domingos, cuando la mayoría de campesinos bajan al pueblo, para tener suministros para la semana.
Los tres iban en equinos atravesaron caminos de herradura y varias quebradas. Cuando ya regresaban con el mercado y los víveres adquiridos en la población, infortunadamente se presentó la tragedia.
Cuando iban en la vereda conocida como Macanal, el familiar y el amigo lograron que sus animales pasaran la quebrada La Negra. De último quedó Juan Agustín.
Cuando su yegua atravesaba el afluente, una fuerte corriente los arrastró, lo hizo caer del animal y su cuerpo fue arrastrado por las aguas.
“Fue una corriente súbita, no tuvo tiempo de pasar a la orilla y el agua se lo llevó. Tampoco pudimos ayudarlo porque esa corriente apareció de un momento a otro sin que pudiéramos reaccionar. Él llevaba parte del mercado que habíamos comprado para la finca. La yegua la rescatamos cien metros abajo y estaba viva”, expresó el tío.
Sus familiares empezaron a buscarlo quebrada abajo, pero el cuerpo no apareció y al llegar la noche del domingo cesaron la búsqueda.
En la mañana del lunes festivo, con el apoyo de los habitantes lo encontraron, sin vida, la Policía trasladó el cadáver hasta Medicina Legal en Vélez.
“Esperamos llevarlo una vez más al municipio de La Paz y le haremos las honras fúnebres. Era una excelente persona, su discapacidad nunca fue impedimento para salir adelante y muchas personas lo querían por su don de gente”, dijo uno de sus tíos.
La muerte por inmersión de Juan Agustín ha permitido que los pobladores de esta zona rural al sur de Santander le pidan a las autoridades revisar la situación de las vías terciarias por la que atraviesa diariamente la población campesina.
“Señores gobernantes, necesitamos de buenas carreteras para comunicarnos y que no pasen más tragedias. Esa es la vida en el campo, los agricultores deben transitar por caminos de herraduras, hay quebradas sin puentes que se convierten en trampas mortales. Los niños para ir a la escuela se enfrentan a este tipo de dificultades y cada vez que llueve es peor”, indicó un habitante de la región.