Todo inició sobre las 10:30 a.m., cuando un grupo de encapuchados se formaron enfrente al Auditorio Luis A. Calvo y alertaron a la comunidad educativa sobre la suspensión de clases. Se escucharon las primeras detonaciones, por lo que los estudiantes se vieron obligados a evacuar.
De allí, armados con piedras, papas bombas, machetes, entre otros elementos, los encapuchados salieron y empezaron los desmanes en la glorieta del Caballo de Bolívar.
Uno de los blancos fue un bus padrón de la empresa Metro Cinco Plus de Metrolínea, que cubría la ruta P6 (Lagos – UIS). Los pasajeros y el conductor fueron obligados a descender mientras el vehículo era vandalizado.
“El bus ya estaba por llegar a la terminal cuando se dio esto. No aceptamos este tipo de acciones, no es la forma de hacer represalias contra el sistema, contra los usuarios y operadores. Condenamos este vandalismos”, dijo Elí Fiallo, del Sindicato Nacional de los Trabajadores del Transporte.
Los manifestantes no se quedaron quietos tras romper los vidrios del vehículo, el objetivo era llevarlo hasta la puerta de la universidad y prenderle fuego. La resistencia de la comunidad y la inexperiencia de los encapuchados lograron evitar este daño aún mayor.
“Hace un año ya había sucedido con otro bus. Afortunadamente para la empresa los individuos son inexpertos, que no tienen conocimiento. Estos vehículos tienen una seguridad que cuando se apaga, no es tan fácil volverlos a poner en marcha”, añadió.
Minutos después, desde una motocicleta, dos manifestantes lanzaron una bomba incendiaria a dos policías en la carrera 27 con calle 14. El elemento se activó a centímetros de los uniformados que se vieron sorprendidos por el ataque. Enseguida, los agresores se dieron a la fuga y se reunieron nuevamente con el grupo.
En respuesta a estas acciones, hombres del Escuadrón Móvil Antidisturbios, Esmad, y de la Fuerza Disponible de la Policía Metropolitana de Bucaramanga hicieron presencia para controlar la situación.
Los encapuchados, con contenedores de basura formaron trincheras y desde allí empezaron a lanzar papas bombas y piedras a la Policía, al tiempo que la Fuerza Pública respondía con gas lacrimógeno y la ‘tanqueta lanza agua’.
Pérdidas económicas
Jaime Mejía, propietario de una papelería aledaña a la UIS, señaló que “el comercio quedó totalmente paralizado, nos tocó cerrar. El impacto económico en el sector es terrible. Otra vez nos tocó vivir lo de hace dos años”.
Otra comerciante expresó que “en mi negocio había gente, le tiraron una papa bomba a un policía, afectando a mis clientes. Los encapuchados salieron, empezaron las papa bombas y de ahí se despliegan…Estamos totalmente agobiados, rodeados de gases que afectan nuestra salud”.
Ayer por la tarde, luego de más de seis horas, los enfrentamientos entre los manifestantes y la Fuerza Pública terminaron. No se registraron personas heridas de gravedad.
Dos años del estallido social
A través de un comunicado que se difundió al interior de la UIS, los desmanes de ayer se habrían presentado en conmemoración a los dos años del estallido social, ocurrido el 28 de abril de 2021.
“No están cumpliendo con el reglamento de la universidad, están violando los derechos y por eso se hizo la toma de la universidad (…) Hace dos años fue la protesta social y desde entonces se viene luchando por la causa”, dijo un estudiante a esta redacción.
