Dolía ver a aquella mujer acongojada en el kilómetro 82+900, muy cerca al seminario San Alfonso, llorando desconsolada, junto al cadáver de un jovencito que permanecía tendido en el pasto, a la orilla de la carretera.
Era Luzwin Arley Torres Ramírez, de 27 años. Se habría salido de la carretera cuando iba a bordo de su Yamaha FZ 160 de placa TOX 47C; habría chocado contra el andén así como con la señal de tránsito. Permaneció tirado allí casi dos horas a casi 16 metros de su máquina.
No hubo testigos, nadie que lo auxiliara después de semejante caída. Si hubo alguna esperanza de vida, se esfumó en la soledad de aquel tramo, a pesar de tanto tráfico. Luzwin murió solo.
El accidente habría ocurrido a las 4:00 de la madrugada; sin embargo, hasta las 5:00 a.m., reportaron el caso ante las autoridades. Los primeros rayos del sol dejaron en evidencia el siniestro.
Nadie sabía quién era, porque Torres Ramírez estaba indocumentado. Se presume que algunos indolentes le robaron la billetera así como el teléfono celular.
Pasadas las 6:00 de la mañana la noticia llegó hasta la vereda Barroblanco de Piedecuesta, donde residía y fueron sus familiares quienes al llegar confirmaron la identidad.
Su progenitora y uno de sus 7 hermanos no ocultaron la tristeza profunda que les embargó el alma de inmediato.
Después, decenas de conductores fueron testigos de aquel panorama desgarrador. El drama visibilizó la desgracia de Luzwin.
“Lo recordaremos como una persona que mantenía una sonrisa en su rostro dispuesto ayudar, a apoyar a su familia. Tenía una personalidad única, nos deja un vacío muy grande. Sólo queda pedirle a Dios que lo tenga en su santa gloria y que desde cielo cuide a su seres queridos y a su hija”, manifestó uno de sus allegados.
Un microsueño sería una de las posibles causas de la tragedia; las autoridades lo determinarán.