Un nuevo caso de caleta fue descubierto por la Policía fue en la Estación de Piedecuesta. Allí una mujer de 25 años pretendía ingresar 25 pastillas de clonazepam dentro de chorizos fritos. Estaban dirigidos a un familiar recluido en ese comando por un delito que cometió en esa población santandereana.
El clonazepam es un fármaco que actúa sobre el sistema nervioso central y es suministrado a pacientes para aliviar ataques de pánico, con fobias, crisis convulsivas, el trastorno bipolar y para la abstinencia al alcohol.
Su venta está restringida en Colombia, pero las autoridades han descubierto que en algunos establecimientos se hace de manera libre. Ha sido catalogada como droga sintética por lo que es un delito su expendio y consumo sin orden médica.
Con esta droga fue que llegó la mujer a las celdas policiales. En su casa preparó cuatro chorizos con arepa y forrando las dosis con plástico las introdujo al alimento.
Empacó la comida en una caja de icopor y se dirigió a la estación del municipio ‘garrotero’ donde se la entregaría al familiar capturado.
“Antes de ingresar las visitas, a las que les permitimos que le traigan comida y útiles de aseo a sus familiares, requisamos estos productos. Pero también nos fijamos en la persona, si está alterada, si se ve nerviosa, son características que debemos tener en cuenta. A esta joven la vimos con actitud sospechosa, por lo que empezamos a interrogarla para ver qué traía. Muchos se molestan por estas requisas, pero debemos hacerlas por prevención”, manifestó uno de los uniformados.
Y así fue, la astucia del policía de turno puso al descubierto el intento de la mujer por ingresar las pastillas. Los uniformados vieron inconsistencias en el alimento y al abrirlo, con un tenedor y un chuchillo, descubrieron que dentro de las porciones de chorizo estaban las bolsas con los alucinógenos.
El comandante de la Mebuc, el general José James Roa, señaló que estas acciones se han incrementado, son muchas y muy creativas las formas con las que buscan ingresar los estupefacientes.
“Todos nuestros uniformados están capacitados para descubrir estos camuflajes. En desodorantes, carnes, dentro de líquidos, lo han intentado, pero ha primado la sagacidad de nuestros policías”, señaló el oficial.
La mujer de 25 años fue dejada a disposición de la Fiscalía por el delito de porte de estupefacientes.
Presionan a las familias
De acuerdo con el veedor de los derechos carcelarios, Hernando Mantilla, los privados de la libertad presionan a los familiares para que les consigan drogas y busquen ingresarlas, pero olvidan que involucran a sus familiares en el delito.
“Esposas y madres son las que más corren el riesgo del castigo penal y quedar detenidas por esta acción ilegal”.