Una inusual muerte ocurrió el sábado a las 8:15 de la noche en un establecimiento ubicado en la calle 6 con carrera 15 del barrio Chapinero, en el norte de Bucaramanga, cuando en una riña a puños entre dos amigos uno de ellos acabó muriendo por la gravedad de los golpes.
Lo que se conoció es que la víctima identificada como Juan Carlos Ojeda Almeida, de 38 años, y apodado cariñosamente ‘Petete’ se encontraba ingiriendo bebidas embriagantes con un amigo durante algunas horas, y en medio del alcohol se generó una disputa, al parecer por una deuda.
En medio de la discusión se le ‘calentaron los humos’ a ambos y el presunto homicida decidió dar el primer golpe, sin saber que sería el último para la víctima.
Un fuerte puño en la frente recibió Juan Ojeda quien de inmediato perdió el equilibrio y cayó al suelo recibiendo además, el golpe del pavimento con su cabeza.
El hombre quedó inconsciente en el acto, y al no reaccionar, su acompañante sin perder tiempo, decidió subirlo a un vehículo para trasladarlo al Hospital Local del Norte donde ingresó de urgencias.
A pesar de los esfuerzos de los médicos de turno, no hubo nada que pudieran hacer para salvarle la vida a Ojeda Almeida, el hombre sufrió un trauma craneoencefálico severo y falleció a las horas de ingresar al centro asistencial.
La Policía Metropolitana de Bucaramanga se desplazó hasta el hospital y luego de conocer lo sucedido, adelantaron el levantamiento del cuerpo de la víctima.
Así mismo detuvieron al amigo responsable de su muerte y se lo llevaron a una instalación policial.
El presunto homicida al fue procesado judicialmente, sin embargo luego de analizar los hechos, las autoridades prefirieron cobijar con libertad al presunto homicida, pues a su criterio, el agresor no quería causar su muerte.
“Declararon captura legal, pero le dieron libertad por que el homicidio fue catalogado como culposo preterintencional”, dijo una fuente judicial.
Una trágica partida
En redes sociales familiares y allegados de Juan Carlos lamentaron la pérdida y exigieron justicia a las autoridades para que su muerte, bastante particular, no quedara impune. Juan Carlos trabajaba cargando y descargando camiones y mulas en una empresa de harinas. Su ‘amigo’ también trabajaba haciendo lo msimo.
“Este año empezó sin uno de los míos, maldito día en que te arrebataron la vida, me vas a hacer mucha falta. Deseo que se haga justicia y quien te hizo esto pague. Te vamos a extrañar demasiado. Son muchos los recuerdos contigo que me invaden, siempre te recordaré”, publicó una allegada en redes sociales.
