Marlon Andrés Grimaldos Martínez era el compañero sentimental de Nogdiley Brigite López López, una mujer venezolana de 24 años, madre de un pequeño de cuatro años. Como muchos de sus paisanos llegaron hace algún tiempo a Colombia buscando un mejor futuro para sacar adelante a su familia y en el caso de ella, un mejor porvenir para su hijo.
Junto a Marlon, su compañero de vida, tenían en común que se dedicaban al oficio de la zapatería. Aunque ambos se encontraban desempleados.
Solo que los deseos de salir adelante como esposos se truncaron el pasado domingo 25 de diciembre cuando hallaron sin vida el cuerpo de Nogdiley en un río del corregimiento de Bocas en Girón, sin que haya una respuesta clara de cómo terminó en el caudal.
Para su pareja no murió por inmersión, pese a que esa es la primera hipótesis de las autoridades.
A Marlon nadie le saca de la cabeza que a ella la mataron, incluso, sus pensamientos son más trágicos y cree que la violaron, antes del presunto asesinato.
“Ella no se ahogó, se la llevaron, la desaparecieron y la botaron al río”, es la versión de su compañero.
Relató que la relación inició hace algunos años y decidieron irse a vivir en la casa de su familia. Pero por problemas que no faltan en los hogares, cambió de planes y mandó a la joven venezolana a que se fuera para un asentamiento en Villas de Claverianos, al norte de la capital santandereana.
Según su versión, algunos amigos le ayudaron para que ella viviera en un humilde hogar de tejas de zinc y madera.
“Por problemas que no faltan, yo le dije que se fuera a vivir sola. Estoy desempleado, a pesar de que soy ornamentador, zapatero y taxista no consigo trabajo. Esperaba encontrar algo para organizarnos y vivir con su hijo. Pero no se pudo, alguien que la deseaba se que me la asesinó”.
¿Qué se sabe de su deceso?
Su muerte es todo un misterio. Los vecinos y amigos con los que convivía en el asentamiento del sector de Claverianos no han entregado muchos detalles de su desaparición.
Desde el miércoles 21 de diciembre no se tenían noticias de su paradero, se cree que ese fue el mismo día en que murió.
“Lo único que me han dicho es que escucharon algunos gritos cerca al rancho donde dormía Nogdiley, pero nadie sospechó nada”, comentó el esposo.
Sus allegados iniciaron la búsqueda en el norte de la ciudad y con avisos en redes sociales esperaban tener alguna noticia de ella. Pero en la tarde del 25, llegó la lamentable información que la encontraron, pero sin vida y en la mitad de un río.
Fueron hombres que se dedican a la extracción de arena quienes la avistaron en el sector de ‘Puentes Rieles’, en el corregimiento de Bocas, en Girón.
Sobre las rocas se divisaba su cuerpo que aun vestía una camiseta azul de la selección Colombia.
Se cree que llevaba cuatro días sin signos vitales antes del hallazgo.
Un día después, el 26 de diciembre la Sijin realizó el levantamiento del cuerpo y hasta ayer permanecía en Medicina Legal.
Su compañero aseguró que no contaba con recursos para brindarle la cristiana sepultura, por eso ha acudido a los buenos corazones para pagar los gastos fúnebres y enterrarla en Colombia, lejos de su natal Maracay.
“Si alguien me quiere colaborar se puede comunicar al número 320 98 22 039. No tengo recursos para su sepelio. Solo espero que se aclare la muerte de mi esposa, espero que las autoridades nos ayuden a dar con los responsables, yo no cambio mi opinión a ella me la mataron”.
La Sijin de la Policía Metropolitana de Bucaramanga ha manifestado que investiga los hechos, pero habrá que esperar, como en otras investigaciones los resultados de la necropsia.
