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Video: Le lanzaron una torta a la Monna Lisa en el Museo del Louvre

El visitante que cometió el atentado a esta pintura fue escoltado fuera del Museo por el personal de seguridad.

Un hombre con peluca, maquillaje, gorra y bufanda, se ha hecho pasar por un usuario de silla de ruedas para obviar la barrera de seguridad en la exhibición de la “Monna Lisa” del Museo del Louvre y lanzarle una torta con crema.

Los cientos de turistas que visitan la obra de arte tuvieron la oportunidad de registrar el evento con sus teléfonos móviles y dieron testimonio del hecho en las redes sociales. Ante decenas de cámaras, el hombre fue escoltado fuera del Museo por el personal de seguridad, mientras gritaba consignas en favor del medio ambiente. “Piensen en la Tierra, deben pesar en la Tierra, hay gente que la quiere destruir, los artistas deben pensar en la Tierra”, dijo el hombre en francés.

El cuadro de Leonardo Da Vinci, que está valorado en un aproximado de $930 millones de dólares y mide 77 cm x 53 cm, está exhibido detrás de un vidrio a prueba de balas porque no es la primera vez que ha sido víctima de ataques.

En 1911, Vincenzo Peruggiase, artista y extrabajador del Louvre se la robó. Se vistió con un blusón como los que utilizaba el personal de mantenimiento, descolgó el cuadro y separó la tabla del marco, para ocultarlo bajo la ropa. La Monna Lisa no es una tela, sino una tabla de álamo. Peruggiase la ocultó por dos años y lo descubrieron cuando intentó venderla en Italia.

El robo fue célebre porque durante su investigación encontraron al responsable de un robo anterior al Museo y porque entre los sospechosos de la acción estaban Guillaume Apollinaire y Pablo Picasso, que se habían visto relacionados con la anterior desaparición de obras y apoyaban la propuesta futurista de quemar los museos para dejar paso al nuevo arte.

Durante la ausencia de la pieza, el Museo batió récords de visitantes, para ver el espacio vacío que había dejado. Una premonición de lo que vendría en el futuro, pues el cuadro es el más visitado del lugar, tanto así que no se puede apreciar. Los turistas y la barrera de seguridad exigen una distancia que dificulta la percepción de la delicada técnica de Da Vinci, que también se ha ido ocultando con el paso del tiempo.

La pintura regresó al Museo, después de una gira por Italia, en 1913. Peruggiase, que pagó un poco más de un año de cárcel, sostuvo que la había robado para devolverla a su país de origen, aunque otros especulan que fue para facilitar la elaboración y venta de imitaciones.

Luego, en 1956, un hombre le lanzó ácido sulfúrico y dañó el borde inferior. Ese mismo año, meses después, un artista boliviano le lanzó una piedra. De ahí que se implementara seguridad adicional.

En 1974, mientras se exponía en Tokio, una mujer en silla de ruedas roció pintura roja sobre los elementos de protección del cuadro y, en 2009, una turista le lanzó una taza de té.

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