La comisionada regional de policía de la Costa keniana, Rhoda Onyancha, confirmó esas cifras, registradas desde que empezaron en abril pasado las exhumaciones en el bosque de Shakahola, que se hallan en su tercera fase.
En declaraciones publicadas por medios locales, Onyancha señaló que el número de rescatados con vida asciende a 95.
«Los (vivos) identificados por familiares son 19, mientras que los reportados como desaparecidos son 613», agregó.
Hasta la fecha, 35 sospechosos han sido detenidos en relación con la llamada «masacre de Shakahola».
Este lunes, un total de 65 víctimas rescatadas del bosque comparecieron ante el tribunal de Shanzu, en la ciudad costera de Mombasa (sur), por supuestamente intentar suicidarse negándose a comer en un centro de rescate.
La Fiscalía presentó una solicitud para que se les deje en prisión preventiva, pues el citado centro ya no puede retenerles.
«Es en prisión donde se someterán a una evaluación mental y médica y se les obligará a comer. Ahora se han convertido en sospechosos de intento de suicidio», explicó la Fiscalía.
Casi todos los muertos de la «masacre de Shakahola» han sido exhumados de tumbas y fosas comunes en ese bosque, a excepción de unos pocos que murieron en el hospital por su estado grave.
Las autopsias de más de un centenar de cuerpos evidenciaron que, si bien todos mostraban signos de inanición, los cadáveres de al menos tres menores y un adulto tenían también rastros de estrangulación y asfixia.
Las primeras investigaciones de la Policía apuntan a que los fieles eran forzados a seguir con el ayuno aunque quisieran abandonarlo.
«Me temo que tenemos muchas más fosas (comunes) en este bosque, y por lo tanto nos lleva a concluir que esto fue un crimen altamente organizado. Aseguro al país que el Gobierno hará lo que sea necesario para desbaratar esta actividad criminal organizada», dijo el ministro del Interior, Kithure Kindiki, en mayo pasado en Shakahola.
El pasado 10 de mayo, el tribunal de Shanzu ordenó extender la detención del líder de la secta que presuntamente persuadió a las víctimas para ayunar, el pastor Paul Mackenzie, junto con su mujer y otros dieciséis sospechosos.
El pasado 2 de mayo, Mackenzie y los otros detenidos fueron puestos en libertad por el tribunal de la turística ciudad costera de Malindi, después de que la Fiscalía manifestara su intención de formular cargos de terrorismo contra ellos, algo para lo que esa corte se declaró incompetente.
Sin embargo, el pastor y sus secuaces fueron detenidos minutos después y trasladados al tribunal de Shanzu, a unos 120 kilómetros.
El presidente de Kenia, William Ruto, pidió el pasado 14 de mayo disculpas en nombre del Gobierno por no haber podido impedir las muertes.
Mackenzie, bajo custodia policial desde el pasado 14 de abril, lidera la Good News International Church (Iglesia Internacional de las Buenas Nuevas).
Extaxista, el pastor ya fue detenido el pasado marzo después de ser acusado de la muerte de dos niños en circunstancias similares, pero obtuvo la libertad bajo fianza.