La selección Colombia confirmó que es una escuadra muy completa, que si bien cuando pone el balón al piso hace emocionar con su juego ofensivo, pero también genera seguridad con el orden defensivo, jerarquía y hambre de gloria.
Hambre de conseguir la Copa América, porque venció 1-0 a Uruguay en la semifinal, en un partido muy disputado, que se le complicó con la expulsión de Daniel Muñoz, pero que sacó adelante apoyado en el sector defensivo y, en esta ocasión, con otros héroes que habitualmente no se mencionan.
Porque en esta ocasión los defensores y los volantes de marca tuvieron un aporte trascendental y, los encargados de hilvanar juego asociado también se pusieron el overol para correr y marcar.
De esta manera, ‘La Tricolor’ se instaló en la tercera final de su historia, que será contra Argentina el próximo domingo, y completó 28 fechas de invicto, 25 de la mano de Néstor Lorenzo, y deja atrás la marca de 27 juegos de Francisco Maturana y compañía de 1994.
Colombia se montó en el juego
Muchos esperaban un primer tiempo de juego fuerte, con muchas faltas y pocas asociaciones, similar al Uruguay – Brasil pero, a la hora de la verdad, resultó un encuentro donde las dos selecciones se respetaron y buscaron hacer daño con acciones elaboradas.
En ese contexto, los colombianos administraron el duelo en los minutos iniciales, con la tenencia del balón e intentando abrir la cancha.
Los uruguayos, mientras tanto, se replegaron en su campo para defender y, al mismo tiempo, pasaron rápido al ataque cuando recuperaron la pelota.
La primera aproximación de Colombia llegó en la cabeza de Daniel Muñoz, tras un centro de Luis Díaz y el esférico salió desviado.
Luego, los ‘charrúas’ reaccionaron, adelantaron sus líneas y encontraron espacios para que Darwin Núñez quedara de cara al gol en dos ocasiones, pero el delantero del Liverpool no estuvo preciso.
En un cotejo sin demasiadas opciones, el juego aéreo tomó un papel protagónico, gracias a la magistral pierna izquierda de James Rodríguez, quien ejecutó un tiro de esquina y el balón, luego de volar por el área, cayó en la cabeza de Jéfferson Lerma, quien puso a celebrar al equipo nacional, a los 39 minutos.
Después, Richard Ríos tuvo la posibilidad de ampliar el marcador; no obstante, el arquero Sergio Rochet conjuró el peligro.
Colombia parecía seguir de largo en el marcador, porque aprovechaba el golpe anímico del rival, que no encontraba respuestas; sin embargo, Muñoz se pasó de revoluciones y le propinó un codazo a un rival que generó la segunda tarjeta amarilla y, por ende, la roja, en el cierre del primer capítulo.
Se aferró a la final
Para la segunda parte, el entrenador de Colombia, Néstor Lorenzo, se vio en la obligación de sacar a Jhon Arias, para ingresar a Santiago Arias y recompuso el equipo, con cuatro defensores, tres volantes y dos atacantes.
Marcelo Bielsa, como era de esperarse, también realizó cambios, pero mucho más ofensivos, para aprovechar el hombre de más.
Giorgian De Arrascaeta y Cristian Olivera Ibarra entraron al césped y, así, la tónica del compromiso se modificó.
Ahora, Uruguay pasó a tomar el protagonismo con el balón y Colombia aguardó en su territorio, pero sin olvidarse del ataque.
El partido también se hizo más áspero, trabado y de juego fuerte, ahora sí, más parecido al Uruguay – Brasil.
Colombia volvió a mover el banco, en esta ocasión para asegurar un planteamiento más solido en materia defensiva, ya que salió Ríos, por lesión, así como James Rodríguez, por decisión técnica; mientras que ingresaron Matheus Uribe y Kevin Castaño.
El cuadro ‘celeste’, ya con Luis Suárez en el campo, arrinconó al elenco ‘amarillo’, que alcanzó a encontrar algunos espacios de contraataque, pero que, a decir verdad, invitó al contrincante para que lo atacara porque, además, sacó al delantero Jhon Córdoba y le dio acceso al central Yerry Mina.
Colombia supo resistir y seguramente pudo evitar algo de sufrimiento, pero también falló en un par de ocasiones claras de gol.
