En las últimas temporadas, en el fútbol colombiano se empezó a tocar con mayor fuerza el tema de posible amaño de partidos.
Esta situación no es ajena en otros países, por ejemplo, en Bolivia se suspendió el campeonato por apuestas ilegales y sobornos.
En Colombia, resultados inesperados han generado cuestionamientos de los aficionados y en las últimas horas el presidente de la División Mayor del Fútbol Colombiano, Dimayor, Fernando Jaramillo, reconoció que hay alertas.
“Hemos tenido alertas sobre partidos del torneo de la B (…) y donde se han tomado acciones de iniciar procesos de investigación”, indicó el directivo en diálogo con Semana.
Precisamente, en la Segunda División, Alejandro Guerrero, entrenador de Boca Juniors, denunció esta situación y la afición no olvida el polémico ascenso del Unión Magdalena en un partido donde los jugadores de Llaneros no presentaron oposición en los goles del rival.
Jaramillo reconoció, además, que existe un convenio con la Fiscalía para indagar y “poder tomar decisiones que eviten este tipo de conductas”.
Al ser preguntado por la influencia de apostadores en el fútbol colombiano, el dirigente respondió que “no creo (que las casas de apuestas lo hayan propiciado). Todo ese tema de las apuestas está autorizado por la ley, está regulado y genera además una cantidad de recursos para la salud».
La Asociación Colombiana de Futbolistas Profesionales, Acolfutpro, también se refirió a la situación y entregó una declaración muy reveladora.
“Manifestamos nuestra profunda preocupación debido a que, en las recientes reuniones que hemos realizado con los futbolistas profesionales dentro de nuestra labor gremial, hemos tenido información de acercamientos por parte de personas que les hacen propuestas para el amaño de partidos”, indica el comunicado de la entidad.
Dice la Asociación que esta situación se viene presentando de forma muy reiterativa especialmente en equipos de la Primera B (Torneo BetPlay) donde personajes de “dudosa reputación”, que se mueven en el oscuro mundo de las apuestas y quienes saben que los futbolistas reciben bajos salarios, se aprovechan para tentarlos con importantes sumas de dinero a cambio de la manipulación ilegal del resultado, o de determinadas situaciones que se puedan presentar en el campo de juego como saques de banda, penaltis, tiros de esquina, tarjetas, entre otras.