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La triste historia del colombiano que murió buscando el sueño americano

Nicolás Galindo, como muchos jóvenes colombianos, viajó a México en busca de un mejor futuro para él y su familia y en el camino se encontró con la muerte.

Nicolás Galindo, un joven de 25 años, bogotano y quien residió toda su vida en la localidad de Bosa, representa hoy el drama por el que pasan cientos de migrantes al intentar cruzar la frontera que divide a México con Estados Unidos.

Nicolás, como muchos otros jóvenes colombianos, viajó a México en busca de un mejor futuro para él y su familia y en el camino se encontró con la muerte. El pasado viernes, en confusos hechos que aún no se esclarecen, el joven falleció ahogado en aguas del Río Bravo, que atraviesa la frontera que el joven soñaba cruzar. Q’HUBO habló ayer con Yuliana Galindo, hermana de Nicolás, con quien reconstruimos lo sucedido.

“Era una oportunidad para su familia”
Nicolás era un talentoso joven que dedicó su adolescencia a cultivarse en el arte del tatuaje cuando pasaba sus días en el barrio Piamonte, en Bosa, donde hoy en día aún vive su familia. Empezó como un hobbie y pronto se dio cuenta que podía ser una manera de ganarse la vida y solventar los gastos que le acarreaba su obligación como padre:

“Nico realmente no quería irse, es decir, no era ese su proyecto de vida. Sin embargo, cuando empezó a ver que con su talento para tatuar podía ganarse la vida y darle lo necesario a su hijo, pronto empezó a ver opciones afuera. En Colombia no encontró la estabilidad laboral que necesitaba y decidió irse a buscar suerte afuera, como tantos miles de jóvenes que tiene que salir de su país para intentar crecer”, rememoró su hermana con admirable entereza.

Galindo reunió a su familia en pleno y les manifestó sus planes: quería ir a México a probarse como tatuador y de allí hacer todo lo que estuviese a su alcance para cruzar la frontera y finalmente instalarse en los Estados Unidos. Su familia, como tantas otras veces, lo apoyó sin peros y gestionaron una colecta entre varios de sus miembros con el fin de garantizar sus pasajes y una importante ayuda en sus primeros días de estadía. Dicho y hecho, Nicolás partió hacia Ciudad de México el 25 de octubre.

“Cuando Nico llegó a Ciudad de México lo esperaba un conocido de la familia que lo iba a ayudar y a asesorar en todo lo concerniente al paso fronterizo. Resulta que esta persona se encontraba en Monterrey (México) y empezó a presionar para que él viajara lo antes posible hasta allá”, aseguró Yuliana. A esas alturas, Nicolás se había encontrado con un amigo que también había salido desde Bosa con el objetivo de cruzar la frontera. Ambos jóvenes viajaron hasta Monterrey.

De esa ciudad salieron a Reynosa (al norte de México y clave en la ruta de quienes buscan pasar la frontera), y llegaron el pasado jueves. Al día siguiente, la familia de Nicolás se despertó con varios mensajes donde él les pedía que oraran mucho porque se había llegado el día. Eso fue lo último que la familia supo de él. “Luego, como a las 8 de la mañana, nos llamó su amigo y nos contó que Nicolás se lanzó al río. Así. Sin más información”.

“Nos dijeron que él se lanzó sin ninguna razón aparente al río en un momento en que estaba caminando por la rivera del río. Nos dijeron que lo habían visto nadando de perrito y que luego le perdieron el rastro. Nos parece muy rara esta versión porque él no era ese tipo de persona, menos en esa circunstancia que tenía tan planeada y medida desde hace tanto tiempo”, contó su familiar.

El amigo con el que viajaron dio el aviso y con maquinarias lograron encontrar el cuerpo en el lado mexicano del río.

“Nosotros no hemos tenido ningún tipo de contacto con la Cancillería ni con ningún ente estatal ni de Colombia ni de México. Todos los correos que mandamos a Cancillería o a la embajada colombiana allá rebotan. Ha sido francamente imposible lograr comunicarnos con algún ente estatal”,

ASEGURÓ CON UN DEJO DE RABIA YULIANA.
Ante tal situación, la familia decidió habilitar varias cuentas bancarias para recolectar el dinero necesario para agilizar el proceso de repatriación que asciende a más de 25 millones de pesos.

Para tales fines se habilitaron las cuentas de Nequi y Daviplata con los siguientes números 313 385 6775 y 313 338 3209.

“Nico es hoy la cara de muchos jóvenes sudamericanos que tiene que salir, dejar atrás sus familias y amigos para enfrentarse a la durísima realidad migratoria de un país como Estados Unidos. Nico es un rostro que simboliza una tragedia que a diario se repite con miles de víctimas sin rostro. Esperamos vivir algún día en un país del que no tengamos que salir para vivir mejor”.

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