En los últimos días, la inflación y más específicamente la de alimentos ha sido un tema recurrente. Esto debido a la escalada que ha mostrado en los últimos meses. A abril, el dato anual llegó a 9,23% y el costo de alimentos es el que lidera el incremento, ya que en abril experimentó un alza de 26,2%.
Dentro de los factores que explican esta alza se encuentran algunos coletazos del paro nacional de 2021, la crisis logística, el alto precio de los insumos para el agro (que se profundizó con el conflicto Ucrania- Rusia) y ahora la temporada de lluvias también pesa en los precios.
Si bien el Gobierno y algunos analistas consideran que desde mayo el dato tenderá a mostrar correcciones, su efecto será en parte porque parte de la base comparativa cuenta toma en cuenta el paro nacional, que empezó el 28 de abril de 2021.
Al evaluar los precios en Corabastos, se encuentra que si bien ha habido variaciones, algunos precios se mantienen relativamente altos. Un caso es el del tomate larga vida, que de acuerdo con datos de la central mayorista, se consigue a $2.500 por kilo, cuando antes del paro estuvo a $2.100. A nivel nacional, el Dane refleja que la variación anual ha abril ha tenido un alza de 40%
Álvaro Palacio, presidente de Asohofrucol, aseguró que esto se explica porque en el caso de vegetales como la cebolla y el tomate, son cultivos de ciclo corto por lo que factores como el clima les impactan directamente y con un traslado más rápido al mercado.
“Los cultivos se están afectando por clima, y porque las cosechas salen a distintas épocas, por lo que a veces hay más o menos productos en el mercado, con lo que los precios se ven afectados por esto”, asegura Palacio.
La central de abastos muestra que el 20 de abril, el precio de la papa pastusa era de $140.000 por bulto, cifra considerablemente más alta a las del mismo día del año anterior, cuando fue de $75.000. Germán Palacio, gerente de Fedepapa, señala que este viernes 27 de mayo, la papa ya se cotizaba a $75.000. Este dato se ve impactado porque ya entró en el mercado la cosecha de Boyacá y Cundinamarca, con lo que por el efecto de la oferta los precios tenderán a bajar.
“Lo ideal es que no bajen de ese valor en el que está”, señala en directivo. Asegura que este es un precio que todavía da rentabilidad, aunque baja. “El año pasado sembrar una hectárea de papa costaba $22,5 millones y ahora $34,5 millones por el precio de los insumos”, dice. A esto se suma el incremento en el costo de mano de obra, con lo que Germán Palacio considera que los precios podrían mantenerse en ese nivel e incluso subir un poco.
Para el caso del arroz, Corabastos, muestra que el bulto de 50 kilos se consigue entre $135.000 y $140.000, un dato también más alto que el de antes del paro. Rafael Hernández Lozano, gerente de Fedearroz, señaló que también se han visto afectados por el alto precio de sembrar una hectárea de este cereal. El gremio asegura que estos costos de producción eventualmente se trasladarán al mercado.
Con respecto a los precios a nivel general en esta central mayorista, el vocero Luis Hernando Ríos asegura que durante este mes algunos cultivos han experimentado mejorías.
En parte, estas responden a la mayor oferta que se ha puesto en el mercado, con lo que los precios tienden a bajar. “Este mes ha habido una baja en algunos productos como papa, arveja, limón y plátano. Esto obedece a los procesos de recolección de cosechas, incluso algunos productores han acelerado el proceso de recolección para coger el mejor precio”, asevera Ríos.
A futuro, algunas cosechas podrían mostrar mejorías. En el caso por ejemplo del arroz, en julio entra la cosecha principal del año, destaca el vocero de Corabastos. Esto podría impactar el valor con el que podría disminuirse.
Por su parte, Fedepapa espera que la oferta podría jalonar a la baja el precio del producto, aunque por el precio de los insumos debería tender a encarecerse. El directivo gremial señala que no obstante, es posible que algunos vendedores prefieran ir a pérdida y vender toda su producción.
Álvaro Palacio afirmó que la producción de tomate y otros cultivos de ciclo corto se puede afectar por los altos costos, con lo que es posible que los consumidores vean altos costos en las plazas.